La Tostá

La Rosalía del medio ambiente

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
08 dic 2019 / 10:13 h - Actualizado: 08 dic 2019 / 10:29 h.
"La Tostá"
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No sé ustedes, pero estoy del cambio climático hasta el gorro, y no precisamente de lana porque aún no ha llegado el gélido frío navideño y con una sencilla gorra de albañil, de visera, vamos de dulce. Pero no entiendo lo que tienen la derecha contra la joven Greta Thunberg. Se escribe así, por cierto, que vaya espectáculo que estamos dando con el apellido de esta activista sueca. No sé si es o no importante la chica, pero nunca antes se había hablado tanto del cambio climático como ahora y creo que ella tiene algo que ver en esto. Vergüenza nos tendría que dar que tenga que ser una adolescente la que deje de ir al instituto para llamar la atención sobre algo que nos va a borrar de la faz de la tierra en pocos años.

Mi abuelo Manuel ya hablaba del cambio climático cuando decía en los sesenta que no llovía tanto como en sus años mozos, y eso que llovía de tal manera que los niños de Cuatro Vientos nos llevábamos todo el invierno y parte del otoño sin poder jugar al fútbol porque el Cucadero estaba siempre embarrado. Tanta agua caía que se formaban unas lagunas en el campo en las que podíamos navegar con una puerta vieja o una bañera desechada. Es verdad que en Palomares no había fábricas echando basura al río Pudio y que apenas contaminábamos, pudiendo beber en los charcos con toda tranquilidad si las ranas te dejaban, que entonces las había que hacían mandados. No como ahora, que vemos una rana y llamamos al Seprona urgentemente buscando la recompensa.

Nos hemos cargado el planeta y la que le estamos dando a Greta por intentar salvar lo poco que queda. Tampoco a mí me cae bien, sinceramente, y me interesa poco el personaje, pero se está enfrentando a un centenar de grandes empresas mundiales que son las responsables del 70% del CO2. O sea, al capitalismo. Nos quejamos a veces de la falta de compromiso de los jóvenes, siempre con sus móviles o patinetes, y una muchacha se pone a luchar y nos molesta. Qué preocupados estamos con la escolarización de esta chiquilla, cuando hay 263 millones de niños no escolarizados en todo el mundo y nos importa un pimiento. Y el esfuerzo que estamos haciendo para averiguar en qué podemos pillar a Greta con intención de desacreditarla ante el mundo, cuando todos contaminamos a diario hasta durmiendo y no estaríamos dispuestos a renunciar al coche o al filete de atún rojo cuando llegue la temporada.

Ahí tienen al actor español Javier Bardem llamando “estúpido” al alcalde de Madrid, el señor Martínez-Almeida, por lo de Madrid Central, mientras luce un carro de gasolina impresionante o su esposa anuncia cruceros que contaminan tanto o más que todos los coches de Europa juntos. Lo ridículos que estamos quedando tratando de ridiculizar a Greta Thunberg. En Portugal se han pasado, recibiéndola en Lisboa como si fuera la primera presidenta de los Estados Unidos, y aquí la han tratado como a una loca de atar, con chistes sobre su aspecto físico y desprecios a su labor.

Yo, que no entiendo ni papa sobre el cambio climático, la veo como una especie de Rosalía del medio ambiente, discutida por unos y venerada por otros. Tiene 16 años, joder. Nos tendría que dar vergüenza.