La Tostá

La Sevilla de Valderrama

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 dic 2019 / 08:30 h - Actualizado: 16 dic 2019 / 08:33 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • Juanito Valderrama. / El Correo
    Juanito Valderrama. / El Correo

Hace ocho décadas, un cantaor de Torredelcampo (Jaén), Juanito Valderrama, de poco más de 20 años, llegó a Sevilla llamado por Pepe Pinto para hacer juntos un espectáculo. Juan le pidió a Pepe que le buscara una pensión o algo y le dijo que no, que se quedaría en casa de él y Pastora Pavón el tiempo que hiciera falta. Y aquel muchacho de la provincia de Jaén, un jilguero humano, vivió con los dos monstruos en la Alameda de Hércules durante unos ocho meses. Vivían aún los dos hermanos cantaores de Pastora, Arturo y Tomás, dos genios. Juan me contó más de una vez lo que llegó a aprender en esa casa, la de los Pavón, la más flamenca de Sevilla. Y se enamoró de nuestra ciudad, en cuya provincia tuvo siempre un enorme predicamento. Cuando era mayor y ya apenas podía tener una compañía, porque se crearon los festivales de los pueblos, decidió afincarse definitivamente en la capital andaluza y se instaló en la localidad aljarafeña de Espartinas. Era un hombre adinerado, pero buscaba el calor de las instituciones sevillanas y también el de los aficionados. Reinaba entonces el mairenismo, y no le hicieron mucho caso. Ni siquiera Pulpón, el célebre agente artístico, dominado por el gitanismo de la época. En una Bienal, José Menese y Manuel Mairena se negaron a cantar con él en un mismo espectáculo, “porque no cantamos con quien tanto daño le ha hecho al cante”, dijeron ambos. Manolo Mairena sí cantó con él en la propia compañía del maestro jaenero, en el espectáculo Festivales 1977, compartiendo escenario con Juan, Naranjito de Triana, Antonio el Chocolate y Fernanda de Utrera, entre otros. Era un espectáculo de Casas, socio de Juan. ¿Quieren una fecha y un lugar? Écija, 19 de enero de 1077. Y Menese, después de decir que no cantaba con quien tanto daño le había hecho al cante, le pidió por favor que lo incluyera en el cartel del gran homenaje que se le dio al maestro en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid, en 1994. Los flamencos son de fuertes convicciones, como ven. Cuento todo esto porque sé lo que Valderrama quería a Sevilla, y se fue sin un reconocimiento. No solo quería a Sevilla, sino que sus grandes referencias eran sevillanas: Marchena, Pastora, Vallejo, el Pinto... Juan le pagaba 2000 pesetas por actuación a Vallejo cuando, en los cincuenta, viejo y olvidado, apenas tenía para un café. Y cuando supo que Marchena se moría de un cáncer galopante, le organizó un gran homenaje en Madrid y le recogió una fortuna. Pues este genio del cante y la canción andaluza, don Juan Valderrama, se fue el 12 de abril del 2004 sin un gran homenaje en Sevilla. Sí, la Bienal de ese año se cerró con un espectáculo en su honor, el 14 de abril, dos días después de su muerte. Sevilla tiene una deuda con él, con un artista único que decidió vivir y morir en nuestra tierra, porque amaba a sus artistas. Estos días, tan propicios para la nostalgia, me acuerdo mucho de él y de tantas y tantas charlas en su casa de Espartinas, donde a veces me lo encontraba en bata y zapatillas llorando mientras en su tocadiscos sonaban una granaína de Vallejo o una petenera de la Niña de los Peines.