Ojana in Excelsis

La vacuna de los necios

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Juanmi Vega @Juanmivegar
24 nov 2020 / 05:00 h - Actualizado: 24 nov 2020 / 05:00 h.
"Ojana in Excelsis"
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Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson o la española son algunas de las vacunas que están a punto de ser aprobadas para su distribución en masa. Muchos temen ponérsela por la rapidez con la que se han hecho estos mejunjes que entrarán en nuestro cuerpo y que prometen hacer pasar el coronavirus como un resfriado común.

Algunas vacunas, que a día de hoy nos ponemos sin rechistar, tardaron años y años en ser descubiertas, pero ahora hay una gran diferencia.

El coronavirus es una enfermedad que afecta a todo el mundo. Se puede llevar por delante a una persona que cobra el ingreso mínimo vital y a un millonario. A un sin techo o al rey de Arabia Saudita. El Covid-19 no es una enfermedad sólo de pobres y por eso, por el miedo, se invierten millones sin reparo para encontrar la cura.

Si se investigase con el mismo ahínco y recursos, muchas enfermedades raras que afectan a una parte pequeña de la población, tendrían cura en meses, pero claro, no es lo mismo tener un porcentaje irrisorio de la población de clientes que a 7.000 millones de potenciales consumidores de la vacuna del coronavirus. El dinero lo mueve todo.

Una vez aclarado esto, vienen los negacionistas del coronavirus y los antivacunas. Movimientos peligrosos no ya por su ignorancia, también porque ponen en riesgo a muchas personas con ese pensamiento.

Los antivacunas alegan que no se la ponen porque es peligroso y van a aprovechar para controlarnos la vida. Normalmente, el que lo dice cuenta sus inquietudes en Twitter, charla con sus amigos de la infancia por Facebook, sube fotografías de sus viajes a Instagram y baila en Tik Tok. Más control que tienen esas aplicaciones sobre su vida dudo que lo tenga el liquidito contra el Covid-19.

Se podría asemejar a la época en la que llegó la electricidad a los primeros hogares. Algunos veían ese invento como algo demoníaco y que jamás usarían.

En todo lo que se haga siempre habrá una corriente contraria. Somos así. Durante el confinamiento, todo el pueblo rezando por la vacuna y exigiendo que se destinase todo el dinero que hiciese falta para encontrarla. Ahora la encuentran y no se la quieren poner porque ha ido muy rápida. ¿En qué quedamos?

Yo me pondré la vacuna sin dudarlo. Igual que lo he hecho siempre con todas las demás, pero no lo haré sólo por mí, también por ti.