La Gazapera

La Venta de los Gatos, ¿para qué?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
13 ene 2023 / 08:05 h - Actualizado: 13 ene 2023 / 08:06 h.
"La Gazapera"
  • La Venta de los Gatos, ¿para qué?

El Ayuntamiento va a comprar lo que fue la Venta de los Gatos a propuesta de Unión de Peñas Flamencas de Sevilla, y en ese ventorrillo histórico, que siempre olió a cante macareno, se pondrá algo flamenco, aunque no solo eso: será también un espacio cultural para uso de los vecinos. Sevilla necesita un gran centro de documentación del flamenco, pero no creo que la antigua venta que dio a conocer Bécquer sea el local adecuado. Para una peña, a lo mejor sí. Por tanto, y aunque sea una buena noticia, seguimos necesitando un edificio céntrico para que la capital mundial del flamenco tenga un buen centro donde se recopile todo lo que haya en el mundo entero sobre la historia del flamenco en nuestra ciudad, que aunque en el XIX, y parte del XX, Sevilla fuera la Meca de este arte, en la actualidad no es ni la sombra de lo que fue.

Urge, pues, ese centro de documentación y me temo que nunca lo vamos a tener. Desde luego no si va a depender de quien ahora parte el bacalao flamenco en la Casa Consistorial hispalense, Chema Blanco, que sigue en su puesto de director de la Bienal a pesar del desastre que fue la pasada edición. Parece ser que le pidió tres ediciones al alcalde, Antonio Muñoz, y esperemos que no cumpla sus deseos porque acabaría de matar el festival. Así que si depende de este señor que Sevilla tenga algún día ese centro, esperemos sentados. Puede pasar que haya un cambio político el próximo mes de mayo en el Ayuntamiento y que el cambio nos favorezca, aunque después de que el PP prometiera tanto si llegaba a gobernar en la Junta y no haya hecho nada, poco podemos esperar, pase lo que pase en mayo.

Hace muchos años comencé a promover la creación de un museo de flamenco en Sevilla, que al final se puso en mi pueblo, Arahal. En la Diputación de Sevilla me preguntaron que dónde se podía poner, en qué edificio público de los que en ese momento estaban vacíos en el casco antiguo. Dije que en la antigua sede de la Diputación, en la Plaza del Triunfo, y se rieron de mí. Les parecía demasiado para un arte “de minoría”, según ellos. Me acordé de Silverio, La Campanera y la Nena, que de niños jugaron mucho en esa zona del centro de Sevilla, en la época bolera de los salones de baile de Miguel de la Barrera o Félix Moreno Rodríguez, maestros de las boleras citadas. Se mofaron de mí por darles valor a aquellos artistas que revolucionaron nuestro arte hace más de siglo y medio. Qué pena de Sevilla.