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Foto: EFE
El espectáculo que nos regaló hace unos días Javier Ortega Smith, secretario general de Vox y portavoz de ese mismo partido en el Ayuntamiento de Madrid, fue vergonzoso. Se rendía en Madrid el homenaje a una mujer asesinada en presencia de sus dos hijas por su expareja. Tal fue el bochorno que provocó el político de Vox que el propio alcalde de Madrid caminó hasta el lugar en el que se encontraba Ortega Smith para intentar poner orden. Este sujeto se había plantado muy cerca del lugar en el que se guardaba el minuto de silencio con una pancarta en la que se podía leer ‘La violencia no tiene género’.
Aprovechar un momento como este para reivindicar una idea o hacer mucho ruido mediático (efectivamente, falta le va a hacer si las encuestas no están equivocadas) es deplorable, reprochable e infamante.
La falta de empatía de algunos políticos asusta. Y la forma de hacer política de algunos (eso que llamamos populismo y eso que llamamos demagogia) es un golpe brutal a las conciencias de muchos españoles que no entienden lo que está pasando a su alrededor desde hace años. Otros se entusiasman. Todo hay que decirlo.
En cualquier caso, basta conocer el número de víctimas por violencia de género para saber que sí existe, que es un problema que desangra nuestra sociedad. Incluso el alcalde de Madrid, que en pleno rifirrafe con Ortega Smith admitió que no creía en el feminismo del 8M ni en la ideología de género, no tuvo más remedio que asistir a ese minuto de silencio y poner cara de consternación. Piense lo que piense, sabe que debe fingir pensar lo contrario porque otra cosa resulta escandaloso.
La violencia de género existe. Ya lo creo que existe. Más de mil mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, desde que se lleva un control oficial, es un dato incontestable. Decenas de niños huérfanos y muchos más que han visto, con sus propios ojos, cómo asesinaban a sus madres es otro dato que pone los pelos de punta. Dicen desde Vox que la violencia no tiene género y que cualquier violencia es, eso, violencia. Lo que no dicen es que la violencia de género no difumina o convierte en algo de segunda categoría el resto de crímenes violentos. Por supuesto que es necesario atacar cualquier foco de violencia aplicando la ley hasta las últimas consecuencias. Tan cierto como que la violencia de género tiene sus propias particularidades y para erradicarla es necesario señalarlas con claridad para enfrentar el problema con ciertas garantías de éxito. Porque la violencia de género convive en las sociedades desde tiempos ancestrales, forma parte de un sistema en el que el criterio machista siempre se impuso, y afecta a las mujeres. Las sociedades han comenzado la búsqueda de estructuras igualitarias hace muy poco tiempo.
La Organización Mundial de la Salud trata la violencia de género como si fuera una epidemia. Sin embargo, en Vox afirman que esto es una invención de la izquierda española. Pues nada, señor Smith y compañía...
Si permitimos que alguien haga política con algo tan importante como es la muerte de las personas estaremos cometiendo un error irreparable. La violencia de género existe y hay que tratar el problema de forma específica. Aunque algunos crean que eso es cosa de rojos incultos, de feministas enloquecidas o de blandengues que deberían haber pasado por el servicio militar obligatorio en la época franquista para hacerse más machotes y eso.