Gesta rima con sexta en el Sevilla F.C. Alcanzar seis veces la final de la Europa League de fútbol, y ganarla siempre, es una de las mayores hazañas en los anales de todo el deporte español de clubes. Tamaño palmarés a lo largo de 15 años, con un 6 de 6 que a nivel individual solo está al alcance del impresionante Rafael Nadal cuando juega al tenis en Roland Garros, se basa en dos palabras de 6 sílabas: Com-pe-ti-ti-vi-dad. Pro-fe-sio-na-li-dad. Sí, el sur de la profesionalidad y de la competitividad de alto nivel internacional también existe en Andalucía, para la que aún muchos consideran tópicamente desde los centros de poder en España y Europa que su misión es ser una sociedad simpática de segunda división en la que solazarse cuando no estás en las metrópolis de los triunfos y de las plusvalías.

Seis Copas de Europa balompédicas ya no es solo sinónimo de Real Madrid en tiempos de Santiago Bernabéu. Quienes minusvaloraron el primer título europeo del Sevilla, en 2006, considerándolo un éxito pasajero, en un torneo eclipsado por el agigantamiento de la Champions, y ante un finalista sin pedigrí como el Middlesborough inglés, tuvieron que reconsiderar su punto de vista cuando le ganó una Supercopa de Europa al Barcelona de Messi, una Supercopa de España al Real Madrid de Casillas y Raúl en su propio estadio y una Copa del Rey al Atlético de Madrid de Agüero y Forlán. Ahora es mayúsculo el valor que se le reconoce al Sevilla como hexacampeón porque los trofeos de su quinta y de su sexta Europa League los ha alzado doblegando en buena lid a dos clubes de enorme potencial, palmarés y mucho más presupuesto como el Liverpool y el Inter. Porque la clave de la llamada suerte del campeón es lograr tal capacidad de rendimiento colectivo y de actitud resolutiva sin complejos que le ganas a los 'reds' con goles de un jugador defensivo como Coke, o que un central 'low cost' como Diego Carlos se atreve a dominar el área de un equipo italiano agazapado para despejar un lanzamiento de falta, y se saca un disparo de chilena que encuentra en el 'galáctico' Lukaku, el delantero que tanto le había amargado el partido hasta ese momento, el factor rebote para materializar el tanto de la victoria.

El enorme salto del Sevilla como empresa deportiva boyante que supera a competidores con más recursos y más apoyos es fruto de lo que no se ve con lentes foroferas. Ha conseguido situarse en la élite internacional con un modelo de gestión concienzudo y sin complejos que está a la par de lo que logran otras empresas sevillanas y andaluzas en ámbitos tecnológicos, industriales y comerciales, superando igualmente a rivales de mayor envergadura e influencia. Monchi, como director deportivo que tiene elevadísimo porcentaje de acierto en las contrataciones y traspasos, es un admirado 'project manager' que lidera y simboliza esa capacidad de convertir en realidad y en resultados el potencial de talento que se le atribuye a los andaluces, ya sea en la ciencia, en la cultura, en la ingeniería, en la informática o en el fútbol. Él es el auténtico genio de San Fernando, mucho más que Camarón, quien malversó demasiado pronto sus cualidades y su vida. Monchi es la cara visible a pie de campo de un organigrama coral cuyo magnífico nivel de cualificación y de prestaciones en departamentos como finanzas, marketing, comunicación, esponsorización, comercialización, seguridad, recursos humanos, etc., se aleja cada vez más de las inercias históricas de un ambiente en ocasiones tan poco edificante como el del fútbol, pues dentro y fuera de España su trastienda ha sido tradicionalmente tan anhelada por aprovechados y figurones. Como bien saben también en el Sevilla, dado que su peor enemigo durante los últimos meses no han sido los demás equipos españoles y europeos sino José María del Nido por su afán, tras su periodo carcelario, de intentar dar un golpe en el seno del consejo de administración y hacerse de nuevo con el control de la entidad para manejarla en su beneficio. Menos mal que el protagonismo lo tiene ahora alguien tan bueno, humilde y respetuoso como Jesús Navas capitaneando la gesta de la sexta.