Las cañas se vuelven lanzas en Granada

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16 abr 2016 / 00:56 h - Actualizado: 16 abr 2016 / 01:00 h.
"José Torres Hurtado"

Hace un año la policía detenía, con todo el aparato mediático desplegado, a la directora de La Alhambra por haber consentido, al parecer, rebajas en el pago del canon de la concesión de las audio-guías, estimando el supuesto fraude en cinco millones de euros sin que constara su enriquecimiento delictivo en ningún momento.

Villafranca fue paseada hasta los calabozos sin cartones que impidieran la vista de su detención para quedar en libertad con cargos. Pero fue cesada de inmediato después de una estruendosa campaña de descrédito impulsada por quien ahora sufre el mismo calvario aunque por delitos bastantes más graves.

Un año después, el alcalde de Granada inicia el mismo camino irretornable de la defenestración política cuando no el de la muerte civil por un asunto de corrupción con cifras astronómicas en torno a unas licencias de urbanismo, al parecer fraudulentas.

La carnicería que se hizo con Mar Villafranca paró cuando se consiguió el objetivo de su demolición obtenida sin resistencia alguna.

El alcalde, por el contrario, se resiste a dimitir invocando el clásico «no sabe usted con quien está hablando» haciéndose el ofendido.

Pero su carrera política ya está acabada en cualquier caso. Y verse detenido con el mismo aparato mediático que él usó con su oponente quebrantará su resistencia, a poco que reflexione sobre lo que le acaba de pasar. Y le habrá hecho reflexionar sobre sus excesos verbales del pasado.

Eso sí. Creo que tenemos que meditar y corregir este tipo de detenciones-espectáculo que pulverizan de forma cruel la imagen del detenido y vacían de contenido la presunción de inocencia.