Las coplas de la vida

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
14 ago 2019 / 09:40 h - Actualizado: 15 ago 2019 / 08:01 h.
"La Tostá"
  • Antonio el Chocolate
    Antonio el Chocolate

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A mí ya me importa poco

que te señale la gente

y que des tu cuerpo a otro.

El coplero tradicional del flamenco es una de las grandes joyas literarias de Andalucía y, si me apuran, del mundo. La Universidad española aún tiene pendiente un estudio a fondo y bueno sería que lo hiciera antes de que se acaben perdiendo o que, sencillamente, las prohiban. Las que van dedicada a la mujer tienen los días contados por la presión del feminismo jondo, un movimiento reciente, creado en Sevilla y cercano al socialismo, que está por la labor de anular media historia del flamenco para ajustar cuentas con el machismo.

No hace mucho tiempo estuve en un recital de cante a cargo de un intérprete que recuerda muchos cantes de Antonio el Chocolate, quien solía hacer algunas letras de las llamadas machistas. Antonio Núñez Montoya, que así se llamó, podría tener hoy cerca de noventa años y era un encanto de criatura. Su mayor admiradora fue la gran Niña de los Peines, que no era nada feminista pero que llegado el caso era capaz de poner en su sitio al más hombre de los hombres. En este recital, algunas mujeres se levantaron y se fueron a la calle despotricando del cantaor y sus letras “poco apropiadas para hoy”, decían.

En efecto, la sensibilidad que hay actualmente hacia la mujer no admite ciertas letras y, de hecho, los cantaores jóvenes no suelen hacer coplas que puedan resultar machistas. Pero el cante jondo es siempre el reflejo de cada tiempo y ni una sola letra debería ser eliminada del coplero tradicional, aunque deje de estar en el repertorio de los intérpretes actuales. No, porque ahora habría que ceder ante la presión de las feministas y mañana ante la de los defensores de la naturaleza o de determinadas ideologías políticas o religiosas.

Cuando en este país no había libertad, los intérpretes del cante la ejercían y, burlando a veces la censura, nos hacían llegar hermosos mensajes. Supongo que los de Vox no verían bien que se subvencionaran desde la Junta espectáculos en los que se cantaran coplas de Francisco Moreno Galván, como, por ejemplo, esta joya por tientos que cantaba José Menese y que conocen en el mundo entero:

Señor que vas a caballo

y no das los buenos días,

si el caballo cojeara

otro gallo cantaría.

Son las coplas de la vida y no se puede ir contra la vida.