La Tostá

Las coplas de Paco Mármol

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
14 mar 2023 / 05:33 h - Actualizado: 14 mar 2023 / 05:33 h.
"La Tostá"
  • Las coplas de Paco Mármol

TAGS:

Que un amigo te llame y te pida el prólogo para un nuevo libro de coplas, el morisco Francisco Mármol Moreno, es un verdadero honor. Lo es por varios motivos, que enumero: primero, porque somos casi paisanos, al ser él de La Puebla de Cazalla y yo de Arahal, pueblo cercano y muy parecido al suyo. Segundo, porque es un ser humano de una calidad extraordinaria, y tercero, porque sus coplas están hechas para ser cantadas.

En este sentido, cuento una anécdota con Antonio Mairena en su casa. En 1977, el maestro me invitó a ver su propio museo de flamenco, en su preciosa casa de la sevillana calle Padre Pedro Ayala, y le llevé la primera soleá que escribí en mi vida:

El cante por soleá

vive puro entre los vientos

y al pasar por Alcalá

se muere de sentimiento.

Tenía solo 19 años y era entonces un enfermizo mairenista. La que me entró cuando el maestro cogió el papel con la soleá, se hizo compás con los nudillos en la mesa de su salita de estar y la cantó a media voz al estilo de Alcalá, de aquel Joaquín el de la Paula, que las bordó. Y me dijo: “Se nota que cantas, porque esta soleá de Alcalá está hecha por un cantaor”. En efecto, la hice cantando, aunque para tirarme a los cochinos, expresión ésta de Villanueva del Ariscal. La cuadró de una manera admirable, solo para mí y su hermana Rosario, que me puso un café para que me volviera la sangre a la cara.

Paco Mármol escribe para cantar y no para presumir de poeta. Por eso me gusta y tengo casi todos sus libros de coplas flamencas: porque lo suelo leer cantando. Canto sus soleares o fandangos y lo hago motivado porque hay siempre una conexión entre dos personas que aman el cante sencillo, natural, de la campiña sevillana, donde no hay una escuela determinada de cante, sino una manera de entender lo jondo, que son dos cosas distintas. Lo mismo nació un Niño de Marchena o una Fernanda de Utrera, que una Niña de la Puebla o un José Menese.

No le temo a la caló,
le temo más a tu mare
que siempre dice que no
.

Una copla flamenca tiene que decir mucho en pocos versos, tres o cuatro, como máximo, si son soleares. En esos terrenos, Paco es un maestro del verso, que tira a matar. No voy a compararlo con nadie, porque las comparaciones suelen ser odiosas, y algunas hasta ridículas, pero me recuerda a Balmaseda. El autor no es académico, pero sí culto, de esa cultura popular, del pueblo, que siempre ha dado buen cante y buena poesía. En su pueblo, La Puebla de Cazalla, saben mucho sobre esto. De cantar coplas sencillas que huelen a campo.