Pasa la vida

Las familias que impiden la buena educación de sus hijos

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
22 dic 2019 / 12:32 h - Actualizado: 22 dic 2019 / 12:34 h.
"Pasa la vida"
  • Las familias que impiden la buena educación de sus hijos

Imaginen la perorata. De puertas adentro. Con tono de ufano rasgándose las vestiduras. Padre y madre juntos en el hogar, pero no en plano de igualdad. Aleccionando a su hijo de 13 años sobre lo que han hecho. Ir al juzgado para formular una denuncia contra el profesor y tutor que realizó en el instituto la sesión dedicada al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por escandalizarse al saber que en clase a él y a los demás alumnos les habían mostrado un documental que incluye el vídeo de un programa de televisión en el que una mujer contó los maltratos y humillaciones que había sufrido a manos de su marido desde 40 años antes, y éste la asesinó 13 días después de ese testimonio en público. No pueden consentir que su hijo, como alumno de Segundo de Educación Secundaria Obligatoria, tenga que ir a actividades que ellos consideran adoctrinamiento. Y por eso quieren que se respete su derecho como padres a decidir la educación de sus hijos. Faltaría más. Pero qué se han creído...

Las paredes de muchos domicilios a lo largo y ancho del mundo aún están impregnadas de los ecos de filípicas y dicterios como el de la familia de Baena (Córdoba) a la que no le entra en la cabeza cómo perjudica a su hijo. Y expele su sinrazón poniendo en jaque judicial a los docentes del Instituto Luis Carrillo de Sotomayor por orientar a los escolares sobre cómo vacunarse de la violencia machista, utilizando acertadamente para ello un documento audiovisual que ya es Historia de España por su significación y por sus consecuencias: las declaraciones de la granadina Ana Orantes en la televisión andaluza.

En la cuenta atrás para descorchar el año 2020, dentro de la mente de millones de familias todavía tienen mando en plaza postulados tan atávicos y falsos como, según los casos, considerar que la homosexualidad es una enfermedad, que la ablación del clítoris es una tradición a preservar, que las adolescentes han de ser obligadas a casarse y dejar de estudiar, que los seres humanos no forman parte de la evolución de las demás especies, que vestir un 'burka' es digno de la condición femenina, que las transfusiones de sangre son un pecado, que los chicos y chicas deben ser educados por separado, que unas razas son inferiores a otras, que las vacunas son peor remedio que la enfermedad, que lo natural en la vida de pareja es la condición dominante del hombre sobre la mujer.

Alguna persona allegada a esa familia debería salir a su rescate y hacerle una envolvente de espíritu navideño metiéndoles en el bolsillo una copia impresa del artículo 29 de la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado internacional aprobado en 1989 que reconoce los derechos humanos de los niños y las niñas, y que España asumió cumplir. En ese artículo, dedicado a los sistemas educativos, se establece que la educación del niño debe estar encaminada a inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Y también se especifica que debe preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena.

Uno de los grandes avances para conformar nuestro modelo de sociedad fue la conformación, desde finales del siglo XVIII, de sistemas educativos para toda la población. Los países que han sido capaces de prosperar más y tener mejor calidad de vida son los que materializan en mayor medida el principio de la igualdad de oportunidades desde la educación. Para que cualquier niño o niña se desarrolle plenamente sea cual sea la renta de su familia, el estatus social de su familia y la mentalidad de su familia. Para que cualquier niño o niña se emancipe o de la pobreza, o de la ignorancia, o de la cerrazón, o del fanatismo.

Los portavoces del partido Vox que salen a la palestra para apoyar a esos padres de Baena alegan que esas actividades de concienciación y educación en valores no forman parte del curriculum escolar y son un atentado contra la libertad de los padres para conocer qué se hace con sus hijos en las aulas. Es justo lo contrario. En ese planteamiento subyacen criterios que nos harían retroceder 275 años, a una época absolutista anterior a la Ilustración.

Aún están a tiempo de aprender que los derechos y libertades de cualquier persona no son ilimitados porque han de congeniarse con los derechos y libertades del prójimo. Y, por ello, los derechos y libertades de cada familia para educar a sus hijos tampoco son ilimitados pues su potestad no puede contravenir los derechos de sus hijos como personas menores de edad. Entre otros, el derecho de cada niño y niña a desarrollar su personalidad para poder pensar por sí mismos y estar plenamente preparados para una vida independiente en sociedad cuando alcanzan la mayoría de edad. Educar sobre conflictos de la condición humana como ejercer la violencia contra el otro, incluso contra tus familiares, o contra ti mismo, son la necesaria vivencia para liberarse de todos los adoctrinamientos. También de los caseros.