Las guardianas de la selva

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Pepa Violeta Pepavioleta
12 ene 2020 / 12:35 h - Actualizado: 12 ene 2020 / 12:42 h.
  • Las guardianas de la selva

Ni las mujeres, ni la tierra somos territorios de conquista, fue el grito de guerra en la edición número treinta y tres del encuentro de Mujeres en Trelew, hace un par de años en la Patagonia Argentina. Cientos de mujeres se hermanaron para gritar con fuerza contra los ataques del patriarcado y el capitalismo a sus territorios y a sus cuerpos. Este 2020, será para nosotras el año del feminismo global, entendido como la defensa de los derechos de todas las mujeres del mundo. Unidas en bloque, valientes, dispuestas a cruzar países caminando para unirse al grito de sus hermanas. Practicar feminismo global, para acabar con un pensamiento hegemónico destructivo, un reparto de los recursos desequilibrado...

Las mujeres están construyendo los cimientos de un nuevo orden social y protegiendo el ecosistema de la mano salvaje del hombre. Una lucha eterna, que ahora empieza a tener verdadero impacto, hasta el punto de frenar decisiones gubernamentales o convenios internacionales. Un ejemplo de ello es La Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía Ecuatoriana, creada en 2005, compuesta por más de 250 mujeres, que custodian 180.000 hectáreas de selva, a través del cultivo sostenible de cacao y la artesanía.

Nina Siren Gualinga, conocida conferenciante, escritora y activista, ha conseguido narrando su propio mapa de vida en la selva amazónica, llegar al otro lado del mundo con su discurso. Mitad indígena, mitad finlandesa. Hija, nieta y hermana de otras mujeres amazónicas que han luchado por los derechos indígenas, ha arriesgado hasta su propia vida por proteger a la madre tierra. Sabe lo que es estudiar con los blancos y parir en la selva. Conocedora de sus propios privilegios y de su poder para la oratoria, se convierte el mujer puente y recorre el mundo descalza para convencernos de la importancia de proteger los territorios amazónicos, de los intereses especulativos.

Visibilizar el problema que su comunidad Sarayaku atraviesa con las petroleras. Las mismas que sembraron 1.400 kilos de pentolita (explosivo usado para fines militares y civiles) en el pulmón del planeta. Tierra que llora y sufre porque el capital se empeña en extraerle hasta la ultima gota de crudo, al precio que sea necesario.

Una vez se reconoce la existencia de petróleo, las petroleras contratan el suelo y se prepara el lugar de perforación. Se empiezan a construir carreteras, nivelar y limpiar terrenos, reforzar espacios y preparar el suministro de energía y agua. Y cuando ya han destruido media selva... es el momento de atravesar las entrañas de la tierra. Quizás ahora, podamos entender la rabia de la que haba Nina Siren. Las guardianas del Amazonas siguen su lucha, se han organizado para llegar a la ciudad y denunciar lo que está ocurriendo en sus territorios. Desde lo más profundo del Amazonas una marea de indígenas han conseguido unirse para presentar “El mandato de las mujeres amazónicas” al gobierno de Quito y denunciar la violencia que sufren las activistas y la tierra de la que se alimentan. Como dice Nina Siren “esta lucha es de todos, tenemos que empezar a transformar la forma de pensar, apostar por el amor y entender que este mundo no puede existir sin los pueblos indígenas”.

“Guardianas de la Amazonía” es también una acción motivada por las mismas preocupaciones, que pretende a través de proyectos audiovisuales enseñar al mundo qué estamos haciendo con nuestros recursos y cómo las mujeres se unen para proteger la tierra. “Cuidanderas” es un corto creado por el fondo feminista regional para América Latina y el Caribe FAU-AL , que pone voz a ellas, las guardianas de la selva. Una de las indígenas entrevistadas lo dice bien claro: “esta selva se la estamos dando al mundo desarrollado, como ellos mismos se definen, para que puedan respirar. Pero si las amazónicas no estuviéramos aquí como guardianas, luchando por la selva, los hijos del gobierno cómo podrían vivir. No habría aire, porque no hay más selva. No habrá mas selva en el futuro si la destruyen”.

Y para los que aún dudan del poder del asociacionismo femenino, el pasado mes de abril un tribunal de la Región Amazónica de Ecuador, falló a favor de suspender la explotación petrolera en territorio Waorani. Sentencia histórica que reconoce el derecho de consulta previa para las comunidades que ancestralmente viven allí. En julio, la Corte de Justicia Provincial, ratificó el fallo manteniendo a salvo el territorio de extracción de crudo.

Las amazónicas saben que la ambición humana no tiene límites, tenemos que estar preparadas para el siguiente varapalo. Aunque las feministas nos quedamos más tranquilas, sabiendo que estas mujeres son verdaderas expertas en estrategias comunitarias de resistencia. Defensoras ambientales, que están generando impacto a nivel local y global. Nos han enseñado, que abordar el derecho a la tierra desde una perspectiva feminista, que incluya soberanía alimentaria, justicia social y justicia ambiental ya no es pura utopía. Que nuestros cuerpos y la tierra de la que nacemos, nos pertenecen. Sólo aceptamos amor y respeto.