Las mascarillas del hijo del Duque de Feria

Image
10 abr 2022 / 04:00 h - Actualizado: 10 abr 2022 / 04:00 h.
  • Luis Medina. / EFE
    Luis Medina. / EFE

Quien diría que al final de los años acabaría afirmando que con Franco se vivía mejor. Y no es que me haya dado lo que en mi pueblo siempre se llamó parraque, sino que, por fin, hemos terminado (como Vox) descubriendo que el dictador tenía razón, cuando prohibió los Carnavales y con ellos las máscaras que tapaban los rostros.

Contaban que eran tantas las deshonras sobre los vencidos, -algún día habría que escribir un tratado sobre la humillación, antes que se jubile la última generación que en este país estudie filosofía- que las máscaras servían para apuñalar justicieramente a quienes te habían paseado calva o apropiado de lo que fuera la hucha de tu vida futura.

España ha deshonrado la memoria de los muertos del COVID; ha masacrado el recuerdo desgarrado del Palacio de Hielo, donde se apilaban los féretros escasamente vestidos de túnicas negras. Aun hoy, muchos ignoran siquiera el contenido de esas maderas a las que después un sepulturero acababa dando el cambiazo.

Ayer salía a la luz una querella de la Fiscalía Anticorrupción en torno a las mascarillas del hijo del Duque de Feria; ese que mi frutera de Sanlúcar (no me refiero a la de Ortega Cano), siempre decía que era el más guapo de España, con permiso de Bertin.

De entrada, uno se sorprende que lo que no es más que una investigación, sea pública.

Pero siempre hay un servil Esteban Urreiztieta, al servicio de la obra, o un resentido contra Florentino, como Kike Marín, al encargo de la Liga, que se prestan a dar coartadas a lo que parecen accidentes. De José Ramón de la Morena ni hablo, que sé que ya ha colocado a las niñas y está ocupado en cambiar pañales, algo que siempre hizo con maestría para cuando le entraban las apreturas.

Acierta el hijo del Duque de Feria cuando dice que la batalla mediática la ha perdido. Pero yerra cuando afirma que los que hay en la Fiscalía son de izquierdas, cuando por eso le persiguen. No conozco ningún fiscal rojo y miedo me daría por él, porque no puede coincidir tal ideología con algunas formas de defender la legalidad.

Pero retornemos a la era del Carnaval y las máscaras. Ahora quien se la coloca es nuestra particular Virgen Santísima, Isabel Ayuso. A ésta le pasa como a algunas de mis ex, que se les está poniendo cara de malas. Ahora sus uñas postizas acarician la cara del alcalde otrora casadista Almeida; y pronto alcanzarán a algún socialista desafecto a Moncloa.

Pero mientras esto sucede, ahora entendemos por qué obligan a nuestros hijos a llevar máscaras hasta en el recreo. Les espantan el tiempo y las palabras...

Mientras esto ocurre, vuelve Mariano. Siempre infalible. ¿Cómo era?, “somos sentimientos y tenemos seres humanos...”

Ya lo decía Javier Arenas... el “gallego”. Retorna Rajoy, vuelve Franco y gana Feijóo. Galicia calidade.