“Las matan y no lo vamos a consentir”, dijo ayer el presidente del Gobierno refiriéndose a los brutales crímenes de Sevilla y Tenerife. ¿Qué va hacer el Gobierno para evitar que alguien mate a sus hijos, sea mujer u hombre? La mayoría de los menores asesinados por sus progenitores en España son responsabilidad de las madres. Ayer mismo, la mujer que mató a su hija en Sant Joan Despi (Cataluña), el pasado 31 de mayo, confesó que lo había hecho para vengarse de su exmarido. Naturalmente, esto no tuvo tanta repercusión mediática como el caso de Tenerife, y no es por comparar. Supongo que cuando Sánchez dijo ayer que “no lo vamos a consentir”, en referencia al crimen de las niñas, estaría pensando también en el caso de María Cristina Rivas, que mató a su hija de 4 años. La drogó con ansiolíticos y al día siguiente la asfixió poniéndole una bolsa de plástico en la cabeza. Se había separado del padre de la niña dos años antes, así que tuvo tiempo para planificar fríamente el horrendo crimen. Según informó ayer La Vanguardia, el padre de la niña se ha sentido abandonado por las instituciones públicas. Ocho días tardó la Generalidad en darle el pésame. Mientras siga pasando esto, que unos crímenes tengan más o menos repercusión mediática dependiendo de si los han llevado a cabo hombres mujeres, el asunto tendrá difícil arreglo. Y no solo por la cosa mediática, sino por el hecho de que las propias instituciones públicas actúen de manera diferente, con absoluto descaro, ante un crimen cometido por un hombre o por una mujer. En este sentido, lo de la ministra Irene Montero es vergonzoso, por poner un ejemplo. Si entran en su perfil de Twitter verán que manda sus condolencias a la madre de las niñas y a la familia de Rocío Cáiz, la menor sevillana asesinada y descuartizada por su expareja. Pero no al padre de la niña de 4 años asesinada por su madre, que también es de carne y hueso. La ministra de Igualdad, por cierto, maneja más de cuatrocientos millones de euros de presupuesto al año, destinados en parte a machacar a los hombres, los bestias que matan a sus mujeres y a los que no han matado nunca a una mosca. Van a por los hombres en general con dinero público y esto no debería permitirse en un país tan avanzado como España.