Mario Vargas Llosa presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires su novela Cinco esquinas y acompañó al presidente argentino Mauricio Macri en una cena benéfica que inauguraron con discursos de admiración y optimismo.
El escritor habló de la recuperación de la cultura y el sistema de educación en Argentina que en un pasado no muy remoto era un ejemplo en el mundo ya que fue uno de los primeros países en erradicar la lacra del analfabetismo.
El presidente argentino agradeció su presencia en Buenos Aires con estas palabras: «Una alegría Mario tenerte nuevamente en Buenos Aires, por suerte esta vez no despertás esas pasiones violentas de otros años y sí mucha admiración y, tal vez, la que despierta pasiones no violentas pero pasiones al fin, es tu mujer Isabel por su belleza, así que, contento de que la hayas traído».
Mientras Mario da conferencias y entrevistas, la que fascina a la gente y a la prensa es Isabel. Ella es todo un descubrimiento porque todavía no es famosa en América Latina y deberá recorrer el continente junto a su novio con cierta cautela ya que Mario no puede pisar el mismo territorio que Patricia, su ex.
Días antes de la visita a Argentina, se entregó en Perú el premio de la segunda Bienal de Novela Mario Vargas Llosa y Mario no pudo estar presente, se mantenía informado desde Santiago de Chile mientras en Lima su ex y su hija Morgana presidían la ceremonia de entrega del premio.
Los Llosa, Patricia y Mario, mantienen una especie de pacto territorial para no pisar al mismo tiempo el mismo lugar en el mundo.
Los dolores de amor son inmedibles en tiempo pero unos miles de kilómetros de distancia por medio puede que alivien un poco la angustia.
Ya he dicho aquí que la novela más fascinante de Vargas es su vida y debería escribirla cuanto antes. En marzo regaló a la prensa un maravilloso principio: «Por fin he sabido que la palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler».
Espero con fascinación el próximo capítulo.
Buen fin de semana y hasta el sábado que viene