Las que no pudisteis quemar

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Pepa Violeta Pepavioleta
23 feb 2020 / 04:00 h - Actualizado: 23 feb 2020 / 04:00 h.
"Libros","Literatura","Historia","Aborto","Catástrofes naturales"
  • Juana de Arco.
    Juana de Arco.

Brujas, hechiceras, chamanas, parteras, curanderas, científicas, enfermeras... mujeres que la historia tocó con la varita del olvido, que señalaron con el dedo y arrojaron a las llamas de su propio caldero por atreverse a desafiar el orden establecido. Por mostrar interés en conocer, por atreverse a entrar en los saberes sólo reservados para ellos. El conocimiento, siempre ha estado vetado a las mujeres. El patriarcado tiene fuerte poder de convicción, mantenernos obedientes, ignorantes y calladas es fácil de conseguir si antes han conseguido encerrarnos en la cárcel del miedo.

Disciplinarnos, como al ganado, no sólo ha sido parte de una cuidada estrategia de control, también una forma de posicionar lo femenino como accesorio, sin valor y “al servicio de”.

Muchas mujeres han sido asesinadas desde que el mundo es mundo por cuestionar la normatividad, por reclamar su libertad. Quemadas, decapitadas, lapidadas, ahorcadas... han sido usadas, para que otros pudieran alcanzar la gloria por el camino.

Los libros de textos les deben muchas páginas a todas las que contribuyeron al conocimiento y para las que la vida tuvo un significado efímero. La matanza sistemática de mujeres sigue siendo algo anecdótico. No vamos a tener años suficientes para rendirle tributo y vestirlas de dignidad. Se nos queda corta la existencia, para poner en valor la valentía de todas ellas, la importancia de sus aportaciones para el avance social. Les debemos mucho a Juana de Arco, Margaret Jones o a la gran Hypatia.

La mártir

Juana de Arco fue conocida por sus visiones de santos católicos que la llamaban a apoyar al rey Carlos VII en la lucha contra Inglaterra, durante la Guerra de los Cien Años.

Sus victorias militares fueron muy importantes, gracias a su arrojo Francia logró la victoria. Pero al final con 19 años, tuvo que rendirle cuantas al patriarcado, los jueces de la Inquisición la culparon de herejía y de usar ropa masculina. Fue condenada a morir en la hoguera en 1431. Sólo hicieron falta 30 años para que el Papa Calixto III, revisara el juicio que confirmó su inocencia y la declaró una mártir de la Iglesia.

La pagana

Hypatia se convirtió en la primera mujer astrónoma. Inventora del aerómetro y referente en el mundo científico. Una turba de cristianos le arrebataron la vida y murió desollada y descuartizada. Acusada de ejercer rituales paganos, ni siquiera tuvo la oportunidad de reclamar. Su cuerpo desnudo quedó inerte para siempre en la arena de la gran Alejandría, cuna del saber y de la ignorancia al mismo tiempo.

Adulteras y asesinas

Ana Bolena, también fue decapitada acusada de brujería y adulterio. Margaret Jones, médica y partera, fue acusada de matar a sus pacientes y corrió la misma suerte que sus hermanas. Reseñable las más de 200 personas, sobre todo mujeres, que fueron acusadas de brujería y ahorcadas a finales del siglo XVII, en Salem, Massachusetts. Y así una lista interminable.

Sacar a las brujas de los libros implica volver a repetir historia. Ignorar de forma cómplice para poder empezar con otra cacería igual de exitosa. Se hace imperdonable que una sociedad como la nuestra, desconozca las consecuencias de resistirse al poder, si eres mujer. La persecución de la que fuimos y seguimos siendo víctimas. Hoy el movimiento feminista lucha por visibilizar esta realidad, exige un sistema educativo coherente con los movimientos sociales actuales. Dotar a nuestras futuras generaciones, de herramientas intelectuales con las que hacer frente al discurso hegemónico, se hace imprescindible si queremos vivir de forma consciente y en espacios igualitarios. No sólo la historia borra la violencia que sufrieron estas mujeres, también la literatura se anima a tomar partido en esto de consolidar sesgos. Escasos libros encontramos que hablen sobre la historia de las brujas y los que existen, están escritos por hombres que las retrataban como hijas del demonio, locas, asesinas de niños/as... gran parte de los documentos que encontramos a día de hoy sobre la caza de brujas fueron escritos por los propios cazadores (inquisidores, magistrados, demonólogos...) y eso inevitablemente limita y condiciona nuestro juicio.

Capitalismo y Patriarcado se hermanan

Rascar implica llegar al origen de todo y al final del camino siempre nos encontramos a los mismos reyes en sus tronos. Solemnes esperan nuestra llegada para vernos cómo nos arrodillamos prometiéndoles fidelidad. Patriarcado y Capitalismo. Un matrimonio perfecto que ha sabido garantizar su linaje mejor que cualquier dinastía. Se retroalimentan y se protegen. Conforman un bloque sin fisuras, uno ayuda al otro y así doblegan casi sin esfuerzo, el espíritu indómito del ser humano, que nace para ser libre. Permitir que esas mujeres que en La Edad Media empezaron a obtener sus propios recursos asistiendo partos, curando enfermedades con plantas o trabajando la tierra... pronto supuso un peligro para el capital. Reorganizar la estructura social del trabajo se convirtió en prioridad máxima. ¿Mujeres que empiezan a tener cierta independencia económica?. ¿Mujeres con recursos para profesionalizarse?. ¿Abrir la puerta para que puedan crear redes sóricas?. Demasiado peligroso para dejar avanzar el experimento.

Las nuevas herejes

Las mujeres amazónicas que luchan contra las petroleras, las que ondean su pañuelo verde para conseguir el aborto legal... ellas son las nuevas herejes. Las brujas a las que hay que meter en el mismo caldero, en el que ellas llevan cocinando la ira a fuego lento, todos estos años. Díganme ustedes cómo podemos desprendernos de este sentimiento tan mezquino, cuando llevamos siglos con la sangre y las lágrimas adheridas a la piel. Nos gustaría vivir eternamente impregnadas en el pacifismo que sustenta nuestra lucha, pero además de brujas, somos humanas.

A día de hoy, se hace imposible hace una lista con nombres y apellidos de mujeres asesinadas por herejía, al igual que tampoco la hay de los feminicidios de Juárez. Hace tres años casi que 500 mujeres fueron asesinadas en Tanzania. Muchas de ellas golpeadas hasta morir y quemadas vivas.

Los mitos alrededor de la brujería, señalando a las mujeres como culpables por catástrofes naturales, muertes o infertilidad siguen cuajando. Todas ellas deberían estar vivas, dejemos de ser en esta causa “daños colaterales”. No hay más realidad que la que palpamos y esta impunidad que respiramos, es evitable. Acabar con la vida de una mujer le sale barato al sistema. Nadie reclama porque nadie conoce. Pero esas brujas de antaño han dejado un legado inmortal, el testigo que recogen todas sus discípulas a las que esta vez no vais a poder quemar.