Las vacaciones malogradas de Pablo Iglesias e Irene Montero

Así no llegaremos muy lejos en nuestra aventura democrática. La estamos poniendo en peligro con cada muestra de intolerancia, con cada ocurrencia en redes sociales. Qué pena

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18 ago 2020 / 11:47 h - Actualizado: 18 ago 2020 / 12:05 h.
"Opinión","Pablo Iglesias"
  • Pablo Iglesias e Irene Montero anulan sus días de descanso en Asturias debido a la presión de algunos grupos. / EFE
    Pablo Iglesias e Irene Montero anulan sus días de descanso en Asturias debido a la presión de algunos grupos. / EFE

Que cualquier ciudadano español tenga que regresar a casa, porque le insultan y le incomodan en el lugar de descanso que ha elegido para pasar sus vacaciones, es una canallada. Si se trata de una familia completa todo se convierte en un drama. Y si se trata del vicepresidente del Gobierno y de una ministra del mismo Gobierno la cosa se tiñe de opereta cañí.

No vale eso de decir que es una pena que pasen estas cosas, pero que fueron ellos los que introdujeron el escrache a los políticos cuando eran unos perroflautas. No vale decir eso porque el escrache es inadmisible, injustificable y lamentable.

¿Por qué estamos empeñados en convertir España en un lugar crispado en el que pensar de forma distinta significa tener problemas? ¿Por qué lo primero que hacen los políticos es tachar de ilegítimo lo que han elegido los españoles (millones de ellos)? ¿Por qué creemos que defender nuestras ideas ha de hacerse dentro de una trinchera?

Un virus letal está poniendo patas arriba el mundo entero y nosotros nos dedicamos a estropear las vacaciones a Pablo Iglesias, Irene Montero y, de paso, a sus pequeños. Si alguien quiere ‘dar las próximas vacaciones’ a este matrimonio que vote a Santiago Abascal o a Pablo Casado o a Cayetana esté en el partido que esté. Es lo más práctico (y lo más estúpido porque utilizar un voto para estas cosas debería estar prohibido).

Nuestra democracia renquea con tanto papanatas dándolo todo al hacer el imbécil. Es verdad que Iglesias y Montero son políticos muy flojos, pero eso no se soluciona dando el coñazo en la puerta de su casa, esto se soluciona en las urnas. Y si de esas urnas sale un resultado que no nos gusta lo que hay que hacer es aguantarse cuatro añitos y volverlo a intentar.