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Los medios y los días

Las vacunas privan del autocontrol

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12 abr 2021 / 04:00 h - Actualizado: 12 abr 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Alberto Ortega - Europa Press
    Alberto Ortega - Europa Press

Inexplicable, vienen a decirte los medios de comunicación: vacunarse tiene muchísimas más ventajas que inconvenientes, hay fármacos que también originan trombos y sin embargo tenemos a un porcentaje de población que no ha acudido a la cita para que la vacunen. ¿Cómo que inexplicable? La superficialidad de los medios, sobre todo los audiovisuales, es cada día más irritante.

Todo son números y nombres en la información: tantos muertos, tantos infectados, tantos lugares con perimetraje... Ni siquiera se molestan en indagar las edades y sexos de las personas muertas. Es un soniquete que produce un hastío y un rechazo que incrementa el cansancio psíquico poblacional. Y ahora con las vacunas. Una minoría no se quiere vacunar y menos con la AstraZeneca. Incomprensible. De ninguna manera. La primera obligación de un ser vivo en general y de un humano en particular es seguir vivo o al menos quedarse como está. Para eso precisa un control de sí mismo, de sus actos. Lo que provocan los casos de enfermedad o muerte por vacunas y las distintas opiniones científicas y posturas de distintas zonas de Europa y España es que existan ciudadanos que sean conscientes de que una medicina cualquiera que puede producir trombos o lo que sea está en sus manos tomarla o no. Además, se trata de compuestos con un altísimo porcentaje de uso y de tiempo en ese uso por millones de personas. El sujeto controla su vida, en este caso, lo que ingiere.

Una vacuna es una imposición cultural, moral, ética, una presión para que te inyecten un producto que no controlas en absoluto, que está en pruebas y que tiene el visto bueno de una Agencia Europea del Medicamento que para el caso de AstraZeneca se dio mucha prisa en aprobarla mientras que para la vacuna Sputnik no hace más que pedir papeles y pruebas adicionales a las que ya le han dado a pesar de que millones de personas se la han pinchado en América Latina y otras zonas con resultados más positivos que los de la vacuna anglo-sueca. ¿Se puede uno fiar de esa agencia que tan poca prisa se dio en declarar al Covid como pandemia?

Por otra parte, en caso de dudas, a favor del reo, pensarán quienes no se quieren someter al experimento AstraZeneca. Por muy buenas que sean las vacunas -que lo son, sin duda- unos casos de efectos secundarios te convierten en reo de que te toque la desgracia. Dicen que se han detectado casos de trombos en personas que se han tratado con la vacuna Janssen. Me empiezo a echar a temblar, ¿acaso se va a convertir esto en una lucha entre las grandes multinacionales farmacéuticas para desprestigiarse unas a otra a ver quién vende más vacunas? ¿Puede convertirse este asunto en una ristra de anuncios de “coches”, todos de la misma gama pero de marcas diferentes, a ver quién coloca más ejemplares entre la clientela?

Evidentemente, habrá que vacunarse, pero creo que en este caso depender de las empresas privadas es un error. El Estado se fundó precisamente para evitar los abusos del hombre contra el hombre, el Estado tiene una misión que va mucho más allá de arreglarle las miserias a los desastres de los bancos privados. Esto es una emergencia y en una emergencia se acaban las dudas y las complejidades: vivir encierra riesgos, vacunas salidas desde el Estado, desde empresas públicas sin afán de lucro ni de patentes, con sus riesgos y sus ventajas. Una fila de gente que debe ponérselas obligatoriamente porque la libertad individual se acaba donde comienza el bien común y la preservación de la especie. Organización, disciplina y vacunas. La democracia a veces peca de demasiados remilgos y confusiones, eso la está matando.

Además, no olvidemos que mientras haya países sin vacunas y con escasas vacunas, el Covid seguirá ahí, claro que como nosotros los países ricos nos habremos inmunizado qué nos importará eso, ¿o acaso alguien cree que si el Covid se llega a limitar sólo en África estaríamos armando este enorme jaleo? No, sólo existen de verdad las cosas que nos afectan y nos impiden vivir a gusto con nuestras costumbres y tonterías.