Lo que está sucediendo con la campaña de vacunación es un bochorno. Ni más ni menos. Los porcentajes de uso de las vacunas, en algunas Comunidades Autónomas, son inexplicables.
Algunos Gobiernos autonómicos han optado por no ‘gastar’ más del 40 por ciento de las dosis recibidas para, así, garantizar que las segundas dosis podrán ser suministradas. Hasta que no se reciben los siguientes lotes no se gastan los primeros del todo. Tiene todo el sentido. Por ejemplo, en Castilla León se han utilizado el 44 por ciento de las dosis. Muy bien.
Otros han decidido confiar en que el suministro funcionará como un reloj y ya han utilizado el 80 por ciento de las dosis recibidas. Es el caso de Asturias.
En Andalucía, se ha llegado, según el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, a los 26.000 vacunados, lo que representa un uso del 36 por ciento de las vacunas recibidas.
Pero si fijamos la vista en Comunidades como Madrid o Extremadura (apenas el 6 por ciento) o Baleares (1,7 por ciento) a uno se le cae el alma a los pies.
Da la casualidad que en Asturias en donde más se invierte en Sanidad por persona. Qué casualidad. ¿A que no se imaginan qué Comunidad destina a la Atención Primaria el menor presupuesto? Exacto: Madrid.
El caso es que el porcentaje de vacunación es muy bajo. Y el caso es que la gente sigue enfermando y muriendo. O saliendo del hospital hecho un asco. El caso es que todavía seguimos pensando en las compras, en llenar las calles. Cualquier excusa en buena. Fue el verano; es la Navidad; serán las rebajas. De formar equipos de enfermeras que dediquen todos sus esfuerzos en vacunar a toda máquina, no hablamos.
Un par de datos para la reflexión: España es el cuarto país de la OCDE que más recortó en sanidad pública desde 2009 (7.600 millones Euros). En Madrid se ha adjudicado un contrato a Cruz Roja Española (a dedo, por supuesto) para que den apoyo a la campaña de vacunación (804.098 euros).
El espectáculo que están dando los políticos españoles es nefasto. Y seguimos mirando el panorama como las vacas a los trenes que pasan. Así nos va.