Los medios y los días

Lo malo no es este calor, sino el que viene

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01 ago 2022 / 04:00 h - Actualizado: 01 ago 2022 / 04:00 h.
"Cambio climático","Los medios y los días","Ola de calor","Agua"
  • Una persona refrescándose en una fuente de Roma durante la ola de calor. EFE/Antonello Nusca
    Una persona refrescándose en una fuente de Roma durante la ola de calor. EFE/Antonello Nusca

Es verdad que el calor desespera, crea hastío y a la vez irritación, violencia. Pero lo peor es la tristeza que siento al saber que esto es sólo el principio de la crónica de una muerte muy anunciada desde hace decenios, una crónica que ya no dice que, como estamos en verano, a finales de agosto empezará a notarse el otoño en el norte de España y aquí en Sevilla en septiembre comenzará el fresquito. A pesar de tanto Lorenzo, uno de los encantos de Sevilla era lo claramente que podía observarse el paso de las cuatro estaciones, a diferencia de otros lugares donde sólo tienen una y media o dos. Yo he vivido in situ esa maravilla que es el anuncio del otoño en la segunda quincena de agosto en el norte y la llegada en Sevilla del viento de otoño en septiembre. Es mala época para los nervios, cambios bruscos que empiezan a desaparecer y eso es lo triste, lo terriblemente triste. Y, encima, los incendios por la sequía y la intencionalidad de unos sujetos para los que habría que ir pensando en pescarlos, juzgarlos y, de resultar culpables, lanzarlos a unas llamas como las que ellos han provocado con su terrorismo socioambiental que coloca en jaque a generaciones presentes y futuras.

Todos sabemos que esto de los cambios climáticos es de siempre, nuestros antepasados sapiens vivieron la última glaciación y ahí no había mano humana sino pura naturaleza. Lo que se está diciendo ahora es muy sencillo: a la acción eterna de la naturaleza se une la actividad humana desde el siglo XVIII, sobre todo. Hay políticos que niegan lo que es aceptado científicamente por unanimidad o casi. Suelen ser de derechas porque creen que, si lo aceptan, lo siguiente será echarle la culpa al capitalismo que es para ellos la razón de ser de sus vidas y lo comprendo, pero encerrarse en eso sólo sirve para empeorar la situación. Me llega información casi diaria del asunto.

“Los incendios y el termómetro no dan tregua, ni en España ni fuera. No se nota todavía el respiro prometido de la ola de calor” (El País).

“El Grupo BEI, que forman el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Fondo Europeo de Inversiones (FEI), ha firmado con BBVA un nuevo acuerdo de compra de bonos de titulización de activos (ABS, por sus siglas en inglés). Si se atiende a la cuantía total de 1.194 millones de euros de las operaciones, 512 millones irán destinados a proyectos verdes ligados al medioambiente y la acción climática en España”. (https://www.bbva.com).

Los días 27 y 28 de octubre se anuncia la celebración en Sevilla del 3er Congreso Internacional de Comunicación del Cambio Climático, bajo el tema «Comunicando soluciones», organizado por la Universidad de Sevilla y por la Universidad Complutense de Madrid. (http://cccc.media/about/).

“Demasiado calor para la especie humana. Los argumentos negacionistas han quedado aniquilados” (El País). “António Guterres, secretario general de la ONU, culpó al estilo de vida actual como el causante de la ola de calor. “Nuestro modo de vida —basado en producir, consumir, desechar y contaminar— ha conducido a la emergencia planetaria a la que nos enfrentamos. Ahora es el momento de transformar nuestra relación con la naturaleza”, comentó” (https://diariocorreo.pe/).

“Julio Díaz, investigador: «Las muertes por calor se volverán a disparar si no hacemos nada». El experto del Instituto Carlos III alerta de que es necesario incluir medidas de prevención frente al ozono y las partículas en suspensión y de que existe el riesgo «de que la temperatura suba más de lo previsto y no nos podamos adaptar». (El País).

La paradoja del calor extremo: aumentan las temperaturas, pero disminuyen las muertes. Los investigadores constatan que cada vez hacen falta más grados para que la gente muera en España”. (El País).

«Este tipo de olas de calor serán normales o incluso habrá más fuertes». La Organización Meteorológica Mundial recalca que el proceso seguirá al menos hasta 2060, independientemente de las medidas que se tomen contra el cambio climático. (El País)

“Además de los descuidos o las razones económicas, algunas personas usan el fuego para descargar su rabia o adquirir notoriedad, pero no deben ser confundidos con los pirómanos”. (El País).

Debemos acostumbrarnos a que las olas de calor sean lo normal, no la excepción. El agua del Mediterráneo ha llegado hasta los 30 grados de temperatura en algunos puntos, esto puede provocar lluvias torrenciales más intensas que la gota fría o DANA, incluso en agosto (El Confidencial).

Y así sucesivamente, todo muy triste, el calor se combate, los incendios se apagan, lo triste es llevarse así toda la vida de mis semejantes y la mía y todas las vidas de otros congéneres que no conoceré. La naturaleza se recuperará. ¿Y nosotros? ¿Estaremos ahí en plenas facultades para verlo?