Los acompañantes

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30 oct 2020 / 22:14 h - Actualizado: 30 oct 2020 / 22:29 h.
"Opinión","Cáncer"
  • Los acompañantes

El pasado 19 de octubre fue el ‘Día del Cáncer de Mama’. Un abrazo entrañable a todas las campeonas y campeones que luchan día a día contra esta cruel enfermedad, seguro la ganareis con vuestra fuerza, compromiso, sacrificio, ilusión y ganas de vivir. Quiero hacer extensivo este deseo a otros enfermos que padecen cualquier tipo de cáncer u otras enfermedades como el Alzheimer , ELA, Covid-19..., que entran en nuestras vidas de forma traicionera , dejando una huella de daño y dolor en nuestros seres queridos. Pero hoy quiero dedicar estas líneas a los otros, a los que sufren muchas veces en soledad y siempre en silencio que son los que acompañan al enfermo, los ACOMPAÑANTES con mayúsculas. Mujeres, hombres, esposas, maridos, madres, padres, hijas, hijos, personas queridas, que entregan su vida al cuidado y bienestar del enfermo. Y esa entrega es total desde el primer momento. Recuerdo mi experiencia personal con el cáncer. Estábamos sentados mi mujer y yo con D. Manuel, «tengo dos noticias que darte Luis» me dijo el doctor. «Lo hemos cogido a tiempo y es cáncer». En ese momento, se me cayó el mundo encima, no supe reaccionar; en unos segundos repasé la vida con los míos, y vi roto todo nuestro futuro. Fue en ese momento, cuando mi mujer, mi acompañante de siempre, me cogió la mano y sin decirme nada y diciéndomelo todo, mirándome a lo ojos humedecidos, me transmitió cariño, tranquilidad, serenidad y sobre todo esperanza. Esta situación supongo se ha repetido en miles de familias. Desde ese momento el acompañante, los acompañantes, se convierten en el pilar de nuestras vidas. Muchas veces, es mi caso, se crea un «clan de cariño» que lo forman los hijos, hermanos y otros seres queridos, que ayudan y facilitan la vida tanto al enfermo como al acompañante, pero es este, el protagonista de esta triste y muchas veces feliz película. Su resignación, sacrificio, sonrisa, sus lágrimas a escondidas, sus silencios frente a nuestras rabias, hacen del acompañante nuestro ángel de la guarda complementando al otro Ángel. Si necesitamos medicarnos es la mejor enfermera, cuando comemos es el mejor chef, si tenemos sed el mejor camarero, es nuestro mejor sicólogo para entender nuestros problemas y rarezas y si nos duele algo extraño es nuestro mejor médico de urgencias . En definitiva es el todo para el enfermo. Hoy mi homenaje a todas y todos los sufridores en silencio que son los ACOMPAÑANTES. No se quien dijo que «el amor se goza en la abnegación y el sacrificio». Estos son los acompañantes.