Hubo un tiempo, en que una vez descubiertos todos los territorios de ultramar pertenecientes al imperio español, en el que fueron muchos y muchas las generaciones que cruzaron las mares oceanas para instalarse en cualquiera de los núcleos que se fueron instalando en lo que después serían países originados a partir de aquel del que se decía que nunca se ponía el sol.
Tiempo más tarde y ya no sólo por cuestiones de la corona, órdenes religiosas, virreinales, colectivas e individuales (como si las otras: las causas políticas, de expansión territorial y de expansión económica por parte de la Madre Patria no lo fueran), en que se produjeron otras grandes series de viajes, los cuales y como somos tan nominalistas los españoles y nos gusta tanto poner nombres a todo, a las primeras se les integró en la “conquista” –o el encuentro- con los diferentes pueblos que irían formando los estados de América, Asia, África, ... o cualquiera de los devenidos de la circunnavegación.
A las últimas, se les encuadró simplemente como emigración, aunque aquí habría que matizar dentro del riquísimo léxico hispano y distinguir entre lo que es exilio, destierro, transtierro, migración, refugio, país de acogida legal, inmigración ilegal y otros tantos términos jurídicos, eufemismos o de desprecio que en estos casos y al contrario que en los primeros que referí, han supuesto para las personas que lo han padecido, unas vidas durísimas, cuando en principio era una opción para evitar represalias ideológicas o una hambruna por la falta de trabajo, medios de subsistencia, etc.
Esta exposición, instalada en paneles en uno de los múltiples espacios de la sala Antiquarium, habla de uno de estos exilios más olvidados o menos reconocidos y por lo tanto se integra en lo que se ha dado en llamar el rescate de la Memoria Histórica, una de las muchas Memorias de personas y acontecimientos que coexisten y que ha olvidado tanto a estos héroes anónimos –como los que se recogen aquí- como los que se vieron forzados al exilio interior, pues esos sí que son difíciles de rescatar.
Se centra en los exiliados que optaron por abandonar España desde los primeros momentos de la Guerra Civil dirigiéndose a Portugal y al Magreb, para quedarse definitivamente ahí, pasar desde esos lugares a Francia u otros países europeos, o ir en barco hasta Marsella y de ahí a algunos países de Hispanoamérica para nunca regresar salvo algunos pocos que ciertamente lo hicieron. Y por supuesto, de todos los que se calcula (entre 40 y 45.000) que partieron hacia estos enclaves (sobre todo de los actuales Marruecos o Argelia), muchos no regresaron por las malas condiciones de vida, su detención en cárceles, campos de concentración, trabajar en el ferrocarril Transahariano, fusilados, etc.
Tiempos convulsos pues estos, ya que en Portugal existía también una dictadura que los devolvía a España con las más que seguras represalias ideológicas del régimen, destacando no obstante la acogida que tuvieron los que pasaron a la bella ciudad fronteriza de Barrancos. Peor lo tuvieron, los que una vez conseguido salir, se vieron inmersos en la propia Guerra Civil, en la Segunda Guerra Mundial, siendo de nuevo las víctimas que padecieron las consecuencias de toda esta tragedia humana en primera persona.
La exposición ha estado a cargo de GONZALO ACOSTA BONO, MARIBEL GARCÍA y DULCE SIMÔES, corriendo a cargo de JACINTO GUTIÉRREZ el diseño y la edición y contándose con documentos extraídos entre otras fuentes del Arquivo Nacional do Tombo o el Arquivo Histórico Militar, el de la C.G.T. A. y de la Asociación Todos Los Nombres.
La selección que se ha hecho recoge una pequeña biografía de los exiliados, tanto de los más conocidos que optaron por estos caminos fronterizos como el poeta MIGUEL HERNÁNDEZ, que lo hizo por Portugal donde fue detenido, deportado y comenzado como muchos de los que vamos a mencionar a continuación, un peregrinaje por cárceles que en su caso, provocó su muerte.
Entre los anónimos o menos conocidos ya que eran albañiles, peluqueros, carteros, o filósofos, maestros, doctora en medicina y una de las mayores investigadora en cáncer como fue ANTONIA CASTILLO GÓMEZ, se encontraban: QUITERIA CARBALLO CUMPLIDO, FERMÍN VELÁZQUEZ, MANUEL MÉNDEZ GARCÍA, MIGUEL DOMÍNGUEZ SOLER, JOSÉ GARCÍA MAYORGA, MANUEL RAMÍREZ CASTILLO, JOSÉ MUÑOZ CONGOT, ANTONIO VARGAS RIVAS, ANTONIO RIVAS GARRIDO, ÁNGEL AGUILERA GÓMEZ, MANUEL GARZÓN GARZÓN, RAFAEL JIMÉNEZ CAZORLA, JOSÉ MELLO FERNÁNDEZ,
Algunos de ellos nos han dejado sus Memorias, Autobiografías, entrevistas, y de ese modo se va completando el mapa que a 45 años de la muerte del dictador no se ha aclarado por ninguna de las partes.
Otro de los alicientes que tiene esta muestra, es que rescata parte de la obra de uno de los pintores más vanguardistas y desconocidos sevillanos, como es ANTONIO NODAL RODRÍGUEZ (Carmona, Sevilla 1932). En concreto la serie de dibujos que formaron las ilustraciones del libro “Caínes del Amanecer” del escritor y primo suyo FRANCISCO RODRÍGUEZ NODAL.
La obra pictórica de ANTONIO NODAL RODRÍGUEZ, como la de su padre ANTONIO NODAL PULIDO (Carmona 1904-Carmona 1936), son asignaturas pendientes de nuestra historia. La del Arte y la del país, si las ideologías se hubiesen propuesto recuperar sus vidas y sus obras. La doble muerte de un autor como tantas veces he dicho porque no se les recordó en vida, ni recordado después y porque la política, los dos bandos, la voluntad de ministerios de Cultura, etc. se han superpuesto a los valores intrínsecos de una extraordinaria obra como la de estos, e ignorando las técnicas revolucionarias en arte, los avances que han podido dirigir los pasos hacia nuevos conceptos que en sus casos se han movido desde de la abstracción y la figuración, y porque una vez más, el tema, ¡ay!, es lo que ha impedido conocerlo.
Es de esperar que a partir de ahora, la obra de ANTONIO NODAL se difunda, se exponga, se conozca y se le reconozca, pues en mi opinión es extraordinaria, fuerte, valiente y atrevida, y máxime considerando los años en que fueron hechas. Es de esperar que se quede en su pueblo natal o integrar parte de los fondos del CAAC,...pero que se recupere y ¡¡¡YA!!!!.
Quedan todavía por rescatar muchísimos autores y reconocer también las obras de otros exiliados tanto en artes como en literatura, dramaturgia, cinematografía, etc. aparte de los más famosos como gran parte de la Generación del 27 y aparte de que se exiliaran por otros caminos, entre ellos y para no extenderme CONCHA MÉNDEZ, Mª TERESA LEÓN, ALBERTI, CERNUDA, JUAN RAMÓN, ANTONIO MACHADO o como se está haciendo últimamente con HELIOS GÓMEZ. Recordar es conocer, reconocer, cerrar heridas, no provocar nuevos enfrentamientos ni radicalidades y menos en estos tiempos en que otras nuevas guerras devienen de la desigualdad económica, sanitaria, educacional, cultural, humanitaria y en definitiva, social. Y bien: para todxs: ¡Salud y Libertad!