La vida del revés

Los datos de empleo y las cosas bien hechas

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05 may 2022 / 16:27 h - Actualizado: 05 may 2022 / 16:38 h.
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  • Yolanda Díaz. / EFE
    Yolanda Díaz. / EFE

Toca felicitar a la ministra Yolanda Díaz. Los datos de empleo, correspondientes al mes de abril, no pueden ser mejores. Creo yo que nadie esperaba una evolución tan favorable del mercado laboral español, ni siquiera el más optimista de los optimistas.

Por fin, se han sobrepasado los veinte millones de afiliados a la Seguridad Social. Estamos por encima del nivel prepandémico y eso no es poca cosa. Además, el número de personas en situación de desempleo queda ligeramente por encima de los tres millones. Todo esto, como es lógico, hay que valorarlo muy positivamente y sin olvidar que en Ucrania siguen explotando todo tipo de artefactos porque la Guerra de Putin sigue su curso; y que en el mundo entero seguimos batallando con el SARS-CoV-2 (aunque se esté extendiendo la falsa y peligrosa idea de que la cosa ya casi no es relevante y que el virus es inofensivo, idea fatal si atendemos al número de personas ingresadas en hospitales y de fallecidos).

Parece claro que la robustez del empleo en España comienza a presentarse como una realidad cierta puesto que, a pesar de las 3.022.503 personas que siguen inscritas en las malditas listas del paro, los contratos indefinidos van aumentando a pasos agigantados. Casi la mitad de los contratos firmados el mes de abril han sido indefinidos; en 2022 ya son casi 1.800.000; y los contratos de corta duración disminuyen de forma ostensible estando ya por debajo del 29 por ciento. Hace un par de años esto era impensable.

Ahora que llega el tiempo en el que el turismo genera miles de puestos de trabajo, todo invita a pensar que las cosas acabarán este año mucho mejor.

Conviene reconocer los méritos y no instalarse en las trincheras de la opinión siempre subjetiva y discutible; conviene ver los cambios consensuados por el Gobierno con patronal y sindicatos como algo muy positivo que ha logrado modificar la estructura de un mercado laboral que nos trae de cabeza desde hace muchos años. Modernizar las cosas, si se hacen bien los deberes, es siempre positivo. Y conviene porque estos datos son buenos para todos sin excepción. El Gobierno puede presumir de una gestión envidiable y de tener razón en sus planteamientos; los sindicatos de sacar del pozo a miles de trabajadores gracias a su empeño; los empresarios, por su parte, contratan porque los negocios van mejorando y representa una excelente noticia (a ver si algunos se enteran de una vez de algo fundamental: un empresario lo que quiere es verse en la obligación de contratar y no de despedir; lo primero representa todo lo positivo de la empresa y lo segundo un enorme fracaso); y los españoles se sienten más seguros sabiendo que se está generando trabajo y, por tanto, riqueza. Si el país es mejor, los ciudadanos viven mejor.

Ahora bien, es preciso que se hagan las cosas bien a partir de ahora. La inflación que avanza sin control puede generar un serio problema si no se ataja; la falta de mano de obra en diferentes sectores hay que atacarla con decisión y, tal vez, haya que mirar a los inmigrantes con generosidad para que, desde antes de llegar, tengan regularizada su situación y puedan trabajar en sectores en los que la mano de obra, sencillamente, no existe o no existirá en el futuro.

Es un mal negocio que las noticias buenas se quieran convertir en un desastre por parte de algunos. Ya va siendo hora de asumr que en todos los Gobiernos se encuentran ministros maravillosos o desastrosos; que los Gobiernos hacen cosas bien y generan verdaderos desaguisados; y que la colaboración de todos es imprescindible para sacar adelante un país en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo ahora. Ponerse enfrente por sistema no es patriótico, es una idiotez.