Los jóvenes ya podrán ser pastores o apicultores

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09 jun 2021 / 16:50 h - Actualizado: 09 jun 2021 / 16:58 h.
"Opinión","Empleo","Desempleo"
  • Yolanda Díaz. / EFE
    Yolanda Díaz. / EFE

Pues nada, el mundo se puso del revés y todo era mentira. Eso de estudiar una carrera era algo que, realmente, tenía una utilidad relativa. Eso de dedicarse a las nuevas profesiones fue un error. Ahora, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz ha descubierto que lo suyo es volver a lo tradicional porque así España se vaciará un poco menos, porque los productos que se obtengan con trabajo -de ese que se hacía antiguamente- serán sanos y deliciosos, y porque el empleo local se potenciará de forma notable.

En España la tasa de paro juvenil sobrepasa el 36 por ciento. La solución según la ministra es que los jóvenes se conviertan en pastores, en apicultores, en ganaderos extensivos o en agricultores ecológicos. Una vez formados en las ciudades se les manda al campo a trabajar y, voilà, todo solucionado.

Lo que no se sabe es si esa formación la recibirán los miles de muchachos que ya han fracasado con sus estudios o serán los universitarios que no encuentran trabajo. Qué afortunados serán. El caso es trabajar y si eres maestro o licenciado en Derecho puedes ponerte a llevar un rebaño de un sitio a otro mientras escampa; y si has fracasado en el colegio o en el instituto tienes una nueva oportunidad con las vaquitas y en un pueblo con dos o tres habitantes que no te van a distraer.

¿Tiene esto algo que ver con la digitalización o con el Big Data? Igual no. Creo yo que tiene que ver con otra chapuza más que queda muy bonita en un papel, que cuesta una pasta y que no soluciona nada salvo que unos cuantos se van a forrar impartiendo cursos.

La España vaciada es un problema que va mucho más allá de todo este planteamiento. La desaparición de profesiones tradicionales es algo que no se va a parar formando a un puñado de jóvenes. Y la ganadería extensiva no parece que case bien con eso de dejar de comer carne que anunciaba Pedro Sánchez hace unos días.

No se puede gobernar un país a base de ocurrencias. No se puede gastar el dinero para justificar que se hacen cosas novedosas (que no sirven para nada). No se debe anunciar a bombo y platillo algo que, dadas las circunstancias, está condenado al fracaso. Porque los jóvenes españoles no van a cambiar su vida tan fácilmente. Ni siquiera por un puesto de trabajo. Y, por supuesto, no lo harán obedeciendo al Gobierno de turno.