Desvariando

Los mairenistas que inventan

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
20 nov 2021 / 08:18 h - Actualizado: 20 nov 2021 / 08:23 h.
"Flamenco","Desvariando"
  • Antonio Mairena.
    Antonio Mairena.

Circula por las redes sociales, entre fanáticos mairenistas, que soy crítico con el mairenismo porque Antonio Mairena me echó un día de una fiesta privada. No saben lo que inventar ya para justificar que sea crítico con quien también lo fue, el propio maestro de los Alcores. Solo escuché cantar al maestro, además de en los escenarios, en una reunión privada y fue porque él mismo me pidió que entrara. Fue en la Peña Flamenca Niño Ricardo, en 1977, cuando yo tenía solo 19 años y estaba aficionándome al cante. Aquella noche Antonio dio una conferencia en esta peña y fue cuando lo conocí personalmente y me dio una tarjeta de visita para que lo llamara y fuera a su casa a tomar café, cosa que hice, claro. Cuando acabó de dar la conferencia fui a felicitarlo y a despedirme, y me dijo que no me fuera, que iba a cantar un poquito con Pedro Peña a la guitarra. Estaban Naranjito de Triana, Luis Caballero, Matilde Coral, Rafael el Negro y Jaime del Pozo, padre de la actual consejera Patricia del Pozo. O sea, que Mairena jamás me echó de ninguna fiesta, entre otras cosas porque nunca más lo escuché cantar en privado. Además, en aquella fecha aún no escribía de flamenco, ni hablaba por la radio. Por tanto, es imposible que me echara de ninguna fiesta privada, como aseguran un nieto del astigitano Curro Torres o el cantaor granadino Nene de Santafé, que anoche mismo se disculpó públicamente. No saben qué inventar para desacreditar a un crítico de flamenco que analiza lo que hizo un artista, Antonio Mairena, porque es su trabajo. Me pagan por eso, por escribir de flamenco, por ejercer la crítica. El mismo Mairena dijo un día: “Dichosa la hora en la que los cantaores de flamenco tenemos derecho a crítica, porque antes, ni eso”. No le gustaban los críticos contrarios a sus postulados, como les ocurre a todos los cantaores. Tenía sus seguidores en la crítica, que lo elogiaban hasta cuando desafinaba, porque eran mairenistas fanáticos, como los tuvieron Marchena o Caracol. Recuerdo que Caracol presentaba en Madrid a José Antonio Blázquez, de Abc, como: “Aquí, un partidario mío”. Era caracolero hasta la médula. Igual que Miguel Acal fue mairenista confeso hasta la muerte. Fui también mairenista y amigo de Mairena, pero con los años pasé a ser muy crítico con esa corriente cantaora tan retrógrada y cerrada, que tanto daño le ha hecho y le hace al propio Mairena, porque lo han querido convertir en Dios, cuando era solo un gran cantaor, con sus complejos, virtudes y defectos. Un buen hombre, además, educado y sensible, amigo de sus amigos y de extraordinaria nobleza.