Los medios y los días

Los que pueden morir, os saludan

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21 jun 2020 / 05:00 h - Actualizado: 21 jun 2020 / 05:00 h.
"Los medios y los días"
  • David Obach - Europa Press
    David Obach - Europa Press

Vamos a dejarnos de blandenguerías y de utilizar las emociones y a los muertos para ganar votos o desahogar nuestras frustraciones personales: tal y como se ha presentado todo en la pandemia, tal y como está de poco desarrollada la solidaridad y la justicia, tal y como se hallan ahora los conocimientos médico-científicos, lo normal es que hayan muerto los más viejos, los que tenían predisposición genómica, los que ya estaban enfermos por lo que sea y los que no habían cuidado bien esa máquina que es el cuerpo. Es decir, en estas condiciones, la selección natural se ha llevado por delante a la llamada población de riesgo.

La expresión población de riesgo es ancestral, lo que ocurre es que hoy, sobre todo en Occidente, ese riesgo debería haber desaparecido o casi por medio de la civilización, pero no estamos tan civilizados como parece: la civilización es la puesta en escena -derivado de la sangre, el sudor y las lágrimas, no se olvide- de un sistema que sigue favoreciendo a los que más tienen pero no les da la vida eterna y menos se la da a los que siguen abajo o muy abajo. Cuando la a-mortalidad sea posible, los primeros en beneficiarse de ella serán los que más tengan, la civilización se diferencia de otras sociedades en que las migajas que caen de la mesa de los ricos son más gordas y la gente se duerme mientras las consume.

La ciencia ha hecho crecer a la población, España, por ejemplo, se ha llenado de viejos y más que vamos a ser en el futuro, un país de viejos que se une a un país envejecido como el actual donde un joven puede ser más viejo que un viejo y no es capaz de desprenderse de la tutela social, mediática ni paterna.

¿Acaso se pueden tener preparados hospitales, camas, respiradores, mascarillas, etc., y una organización perfecta para una pandemia así? Desde luego que sí porque grandes cerebros llevan tiempo anunciando catástrofes como ésta y otras peores, pero la codicia humana no piensa en eso porque cuesta dinero mantener una infraestructura que no se sabe si se va a necesitar mientras que los más poderosos ya tienen sus camas y sus hospitales asegurados, por tanto, el que venga detrás que arree puesto que el ciudadano medio está durmiendo con el pan y circo y sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, como la mayoría de los políticos.

Podemos tener preparado todo un arsenal de armas, barcos de guerra, aviones sofisticados, armas contra las guerras hipersónicas, detectores de misiles de largo alcance, drones cada vez más perfeccionados para espiar y matar..., que con el tiempo hay que renovar o desechar hasta sin uso o con poco uso -hay que dar hasta las gracias por eso- pero no millones de elementos sanitarios ni miles de camas ahí, en plantas especiales, con sus respiradores y todo lo que sea necesario, eso es cosa sólo de privilegios de los poderosos.

El humano es una especie por ahora deleznable, mezquina y egoísta-autodestructora, los intentos por no serlo han fracasado, hasta el momento. En tal contexto, aunque rechazables desde el punto de vista de lo que llamamos ética, no son de extrañar las reacciones de Trump o del infectado Jonhson y hasta de Bolsonaro: nos dejamos de miramientos, que muera el que tenga que morir, que llegue la inmunidad de rebaño cuando llegue, porque hay que seguir en el tajo para que no sea peor el remedio que la enfermedad. Y, claro, miran a la gripe española: 50 millones de muertos y lo mismo que llegó, se fue, y aquí seguimos, tan cabrones como siempre -desde una interpretación emocional- pero vivos.

Si no hay vacuna, soy consciente de que puedo no llegar a final de año con estos rebrotes de ahora y del futuro. Si el virus entra a mala leche, adiós mundo cruel. Muchos podemos morir a corto o medio plazo. Si es así, que os vaya bien a los demás, sí, ya hay más medios y conocemos más al Sars Cov2 pero no al 3 ni al 4 ni al 5. De algo hay que morir, aunque a mí me coge con muchos proyectos aún. Pero nadie es imprescindible, estamos tirando a la basura diariamente a gente supuestamente imprescindible y seguimos adelante hasta que llegue otro tipo de fin, pero colectivo. Así es esto, por ahora. ¿Que debería cambiar todo? Claro. Pero, a la luz de la experiencia, ¿es posible?