La Tostá

Luego dicen que Madrid

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
23 jul 2020 / 09:45 h - Actualizado: 23 jul 2020 / 09:49 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • Un tablao en Madrid.
    Un tablao en Madrid.

El pasado miércoles, o sea, ayer mismo, el Ayuntamiento de Madrid ha declarado, por unanimidad en el pleno, los tablaos de la Villa y Corte como Bien de Interés General, lo que indica cómo se toman en la capital de España los asuntos del flamenco. En Sevilla, que sepamos, aún no han decidido qué hacer con ellos después de que el coronavirus los obligara a cerrar, seguramente porque es lo que había que hacer por el bien común. Esto viene a darme la razón cuando he dicho varias veces en los últimos meses lo poco que interesa el arte flamenco en nuestra ciudad, aunque luego presumamos de tener el festival de flamenco más importante del mundo, la Bienal, que sobrevive porque vienen miles de extranjeros a disfrutar del cante, el baile y el toque. Salvo la magna cita de cada dos años y alguna cosa suelta, en Sevilla no se hace flamenco, salvo las peñas, que si no se les ayuda un poco se acabarán muriendo también. Entidades históricas como Torres Macarena, la decana, salvan una situación penosa. ¿Para cuándo un gesto con los tablaos sevillanos? No me refiero ya a las ayudas económicas que necesitan para poder tirar hacia adelante y que sus artistas puedan comer, sino algún tipo de reconocimiento por la inmensa labor que vienen haciendo desde mediados del siglo XIX. Sí, no se espanten, los tablaos de Sevilla vienen existiendo desde que Miguel y Manuel de la Barrera daban espectáculos de bailes nacionales en sus academias boleras, antes de que Silverio y El Burrero comenzaran la aventura de los cafés cantantes en las calle Tarifa, en la mismísima Campana, y Rosario. El Salón Recreo, que estuvo dirigido durante años por los de la Barrera o Botella, era un templo del arte de la danza y la música de Sevilla. ¿Algo recuerda en esa calle lo que significó este histórico local para nuestra ciudad? Nada, como ocurre con otros locales muy importantes en la historia de nuestro arte más universal, como fueron El Filarmónico o El Novedades. Sevilla no conservó ninguno de esos locales y tampoco ha honrado jamás la memoria de quienes los crearon, la de artistas como los citados u otros muchos. La Bienal ha preferido homenajear a los japoneses, que está bien, antes que a aquellos héroes que pelearon por la dignificación del flamenco con todo en contra, los políticos y los curas. Me refiero a Silverio, El Burrero, Juan de Dios Domínguez o López Olea, entre otros. Que Silverio Franconetti no tenga ya un busto en la Alfalfa, donde nació en 1831, con lo que hizo por Sevilla y el flamenco, dice a las claras lo que importa lo jondo en nuestra ciudad. Dejaron morir todo aquello y ahora van a hacer lo mismo con los tablaos. Luego dicen que Madrid.