Pareja de escoltas

Luis

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22 sep 2019 / 11:07 h - Actualizado: 22 sep 2019 / 11:09 h.
"Pareja de escoltas"
  • Luis

Ha pasado más de una semana y no pocos acontecimientos que, de alguna manera, obligaron a pasar sobre su muerte de una manera apresurada. Pero en la mañana lluviosa de la llamada Magna de Córdoba –mirando al cielo en espera de acontecimientos- no se hablaba de otra cosa mientras se aguardaba la salida de los pasos. La prematura desaparición de Luis Álvarez Duarte deja un hueco ancho, anchísimo, en la imaginería contemporánea. Desgraciadamente siempre es así: la muerte engrandece y sitúa a los creadores en el lugar que merecen.

Pero el nombre y la obra del creador de las Huertas de la Trinidad trascienden ampliamente de la ciudad de Sevilla. Para entender por completo su dimensión hay que pasar los alcores de Carmona y asomarse a Córdoba, Málaga, Almería... Álvarez Duarte es, en definitiva, uno de los renovadores del lenguaje artístico de las cofradías que encuentra su definitiva explosión en aquel ‘boom’ de los años 80 que –con sus luces y sus sombras- define el apogeo de la Semana Santa contemporánea.

Luis ya había marcado algunas de las líneas maestras de su obra mariana en aquella Virgencita de Guadalupe que marcó un nuevo lugar en el mundo a la cofradía de Las Aguas. La influencia de Astorga y los imagineros del regionalismo, reinterpretada con criterios modernos, se sumó a la propia personalidad del escultor para alumbrar un nuevo estilo al que no le faltaron imitadores. Pero es conveniente recalcar el dato: lo mejor de Luis Álvarez Duarte está, posiblemente, lejos de la sombra poderosa de la Giralda. Si han ido a Córdoba y se han adentrado por sus iglesias habrán podido admirar dos caras de la misma moneda: la exquisita y romántica Virgen del Rosario de la cofradía de la Expiración y la expresionista Soledad franciscana de Santiago. Además de dos excelentes obras de arte son dos extraordinarios vehículos para la oración. Es la que elevamos ahora por ese artista que –no se olvide- también lucho por la dignificación de su oficio.