Día a día, minuto a minuto, se está demostrando que la edición que estamos padeciendo de GHVIP es, sencillamente, un tostón inaguantable. Participantes de una edición VIP a los que no conocen ni en su casa, participantes maleducados en busca de minutos de gloria a base de insultar, participantes anodinos... De todo menos participantes divertidos que den contenidos apetecibles. Van a tener que hacer muchas cosas (cambios) importantes para que levante el vuelo el reality.
Se libra Karina que está dando una lección de humildad, de empatía; y de amor transparente, cristalino, del bueno de verdad. Si aguanta físicamente, Karina es seria candidata a ganar o, al menos, a ser la mejor participante de la edición. La otra persona mayor de la edición, Laura Bozzo, también está bien posicionada, y más, gracias al comportamiento inaceptable de un tal Luitingo que va de chulito y no pasa de ser un macarra de tercera. Agrada mucho Albert que es sincero y se muestra tan alocado como simpático y entrañable. El resto ni fu ni fa o, lo que es peor, indeseable; porque otro ejemplo de chulo barato es un tal Álex Caniggia, un sujeto al que tuvo que parar los pies el presentador del debate por hablar en términos gruesos e insultantes a Oriana. Chulería que en el mundo real se paga cara y en el momento.
La edición actual no termina de arrancar. Faltan contenidos, falta una línea argumental que nadie sabe dibujar en la parte de atrás del programa, falta cierta coherencia en lo que nos muestran que no deja de ser un conjunto de retales que despistan y sacan del programa. La edición actual no termina de arrancar porque el villano, el macarra de tercera ese, es una caricatura de lo que debe ser el malo de un formato tan mítico como este. Y el resto de malotes son de coña.