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Obra de Pepe Baena. Premio de la Fundación Cruzcampo.
El 19 de noviembre, festividad de Santa Isabel de Hungría -bajo cuya advocación se encuentra la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla- se inauguró en su sede de la calle Abades, la LXVIII Exposición de Otoño. Exposición colectiva, abierta a cualquier artista plástico, de cualquier parte del mundo y en cualesquiera de sus manifestaciones (pintura, escultura, fotografía, etc.) -aunque para esta edición se haya optado sólo por la pintura- o en cualquier caso la obra digital intervenida de manera pictórica/pictorialista.
Desde 1951 hasta ahora, han venido sucediéndose por tanto una serie de exposiciones que haciendo un simple recorrido histórico por ellas (si quiera sea por la prensa o a través del Archivo y la Biblioteca de la corporación), nos pone por delante buena parte del panorama de lo que ha ido transcurriendo y hacia donde ha ido derivando el arte que se ha producido desde entonces hasta este- siendo por tanto este uno de los escaparates, no el único pero sí uno de los mejores, para conocer que es “lo que se ha venido cociendo” en los talleres de los autores y una buena manera de ver hacia dónde van los derroteros, considerando que la Academia sigue siendo una de las referencias del arte oficial actual, que da carta de naturaleza, acredita o consagra tanto a los miembros electos que la componen (numerarios o correspondientes y en cada una de sus manifestaciones, como la arquitectura o la música también), como a los autores que a lo largo del año exponen en sus salas y a los que como ahora, optan a los premios.
Obra de Ángela Mena, Premio de la R. Maestranza de Caballería.
Antes de entrar en el significado de la Academia desde que la fundara en 1660 Murillo, Valdés Leal, Sebastián de Llanos Valdés, Cornelius Schut, Juan de Herrera,... y antes de entrar en las sucesivas etapas que ha tenido a lo largo del tiempo, desde esta primera que duró hasta 1690; o desde 1759 en que se crea la Escuela de las Tres Nobles Artes como una reiniciación de aquella, hasta 1827 en una segunda y donde ya se incorpora el nombre de la santa por ser el de Isabel II, y antes de considerar lo que ha supuesto el arte “académico” entendido como de la estricta observancia de los cánones y la dicción en general a través de la corrección en el dibujo, el retrato, los asuntos de historia, el bodegonismo “clásico” o a la manera de los grandes autores que han ido marcando la pauta y la evolución de los estilos, hay que resaltar además de la labor docente que ejerció desde 1844 a 1940 -año en que se crea la Escuela Superior de Bellas Artes- la inmensa labor de mecenazgo que ha ejercido la institución y sigue ejerciendo, sobre todo a partir de que en noviembre de 2006 es elegida presidenta Isabel de León y Borrero, marquesa de Méritos, se rehabilita la “Casa de los Pinelo” a donde se habían trasladado en 1980 separándose del Museo de Bellas Artes, y se abre un Museo propio con las obras de los miembros que van ingresando y las donaciones de coleccionistas, artistas y particulares, entre estos y lo último que ha entrado: el grupo escultórico que ha regalado el escultor Sebastián Santos Calero.
Obra de Joaquín Delgado- Premio de El Corte Inglés.
Hablar de la Academia es hacerlo además de como vemos, de una buena parte del arte que se ha producido o relacionado con Sevilla, de una entidad viva, que desarrolla una intensa cantidad de actos a lo largo del curso, tales como conferencias, conciertos, sesiones públicas, presentaciones de libros, mesas redondas, etc. Una buena brújula que afortunadamente va siendo cada vez más conocida y si es cierto que antes (por el peso de la preceptiva y lo que se llamaba el decoro, la formación en las técnicas y procedimientos tradicionales, el peso de la Academia de Roma, la ideología y una serie de normas estrictas en cuanto a los temas y sus modos de representación), lo cierto y a la vista está, es que lo que ahora puede verse no es otra cosa que un eclecticismo en donde entra todo: desde lo figurativo a lo abstracto, lo puntillista, minimalista, hiperrealista, ...
También quiero destacar que junto a la labor de mecenazgo que ejerce la Academia, con ella lo hacen allí (además de en sus sedes respectivas), esta -tan necesaria labor de mecenazgo- otras entidades, fundaciones, empresas y particulares, lo que supone algo verdaderamente trascendental tanto para la institución en sí, para que esta joya de nuestra ciudad se mantenga, y para los 20 premiados en esta ocasión (de la selección que se ha hecho de los 120 presentados) y de estos a los 5 premiados, más las dos menciones de Honor, que estarán expuestos hasta el próximo 26 y que paso ahora al menos a mencionar:
Pepe Baena Soto, Juan Carlos Benigno Busutil, Rocío Cano Guzmán, Pedro Cansino, Joaquín Delgado Ruiz, Francisco Fernández Rodríguez, Jorge Gallego García, Fernando García de Cossío, Eduardo Gómez Query, Julia Jiménez Santa Olalla, David Maldonado López de Carrizosa, Sonia Manzano Lorenzo, Guillermo Masedo, Ángela Mena Moscoso, Pedro Moreno Martínez, Jesún Puente Carretero, Sergio Romero Linares, Alonso Sánchez Blesa, David sancho, Concepción Silva Ojeda, Israel Tirado García y Raúl Valero Barrios.
Siendo los premiados: El 1º: Ángela Mena Moscoso, por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y Medalla de Oro de la Exposición, que fue entregado por el fiscal de la R. Maestranza Marcelo Maestre León; el 2º a Eduardo Gómez Query, por el Instituto Británico, entregado por Miranda Benvenuti; el 3º a David Maldonado López de Carrizosa, por el Duque de Alba, entregado por el propio duque; el 4º a Pepe Baena Nieto, por la Fundación Cruzcampo, entregado por Julio Cuesta Domínguez y el 5º a Joaquín Delgado Ruiz, por el Corte Inglés, entregado por Fernando Murube Riscart. Las dos Menciones de Honor, fueron para Israel Tirado García y para Sonia Manzano Lorenzo. Enhorabuena a todos.