La vida del revés

Madrid 1939 - Kabul 2021 o el viaje de las mujeres hasta el infierno

Image
20 ago 2021 / 16:16 h - Actualizado: 20 ago 2021 / 16:27 h.
"Opinión","La vida del revés","Feminismo"
  • Madrid 1939 - Kabul 2021 o el viaje de las mujeres hasta el infierno

Los fanáticos son siempre otros. En Occidente lo hemos creído desde que tenemos esa estúpida consciencia colectiva que nos convierte (creemos) en guías espirituales, morales y necesarios para el resto de la humanidad. Y en especial en España.

Hay que recordar, ahora que miramos estupefactos las imágenes que nos llegan desde Afganistán, que no hace tanto tiempo que estábamos quemando personas para que su purificación y su perdón se hiciera realidad. Ya saben, la Inquisición y esas cositas. No hace mucho que miles de personas partían en dirección a tierra santa para acabar con los infieles utilizando métodos poco pacíficos. Ya saben, las cruzadas y esas cosas. Actualmente, seguimos sin digerir, por ejemplo, que las mujeres árabes luzcan su hiyab​ (ese pañuelo que cubre la cabeza y el pecho de las mujeres musulmanas y que llevan por convicción propia muchas de ellas) y no permitimos a las niñas que lo lleven a clase en los colegios españoles esgrimiendo el absurdo argumento de ‘tienen que asumir las normas de aquí; si quieren llevar pañuelo que se vayan a su país’.

Pero los fanáticos son siempre otros.

No está mal recordar, ahora que nos llevamos las manos a la cabeza pensando en la que les espera a las mujeres afganas con los talibanes pilotando en su país, cómo hemos tratado a las mujeres españolas durante muchos años. Y no hace siglos. No, no. Durante el periodo franquista; hace unos años. Veamos...

La mayoría de edad de las mujeres pasó a ser a los 25 años. Razón ser mujer. Y se hizo obligatorio para las jóvenes españolas tener que residir en el domicilio de sus padres hasta cumplir esos 25 años, casarse o hacerse monja. La tutela de las mujeres españolas siempre la ejercía un hombre. Era obligado. Y eso de mujeres y hombres iguales ante la ley y cosas parecidas, se revocó por los golpistas militares que encabezaba Francisco Franco.

Por supuesto, el matrimonio civil y el divorcio se esfumaron a la primera. El nacional catolicismo más casposo y mugriento se hizo con los mandos desde muy pronto y se impuso una ley religiosa a prueba de bombas. La patria potestad de los hijos la ejercían los padres (solo si faltaban la ejercían las mujeres) y si un padre decidía dar en adopción a sus hijos la mujer no podía hacer nada. Los machotes podían hacer lo que les salía de allí mismo porque para eso habían ganado la guerra.

Del aborto, mejor ni hablamos. Directamente, a prisión. Y los hijos se comenzaron a distinguir (otra vez) entre legítimos e ilegítimos.

Si una mujer quería trabajar, estando casada, debía contar con el permiso expreso de su marido. Hasta 1961, así era. Y lo de elegir con libertad el puesto de trabajo o ser funcionaria, se acabó. Pero se vendía como la mejor de las modernidades, nada de fanatismos porque esto era poner las cosas en orden entre los mortales y con Dios.

Hasta el año 1975, las mujeres perdieron su derecho a gestionar sus bienes, comprar una casa o firmar contratos. Tenían que pasar por un colegio religioso y aprobar asignaturas que enseñaban a ser buenas amas de casa y sumisas esposas. Y, por no poder, ni siquiera podían utilizar métodos anticonceptivos. Ni aborto, ni anticonceptivos; solo lo que Dios quiera.

Estos son ejemplos aunque no son todos los que se podrían aportar. Sea como sea, lo que estamos viendo en Afganistán no se diferencia tanto con lo que tuvieron que soportar las mujeres españolas a partir de 1939. Que una mujer viuda pasara a ser tutelada por el padre o suegro y si decidía casarse de nuevo perdiera la patria potestad de sus hijos; o que no existiera reproche penal por violencia física o sexual dentro del matrimonio; es tan penoso y delirante que parece mentira que esté tan cerca en el tiempo. España era muy talibán. Nos guste o no.

Cuidado con lo que decimos y cuidado (sobre todo) con lo que pedimos y lo que votamos puesto que podría hacerse realidad.


Revista Escaparate Empleo en Sevilla Más seguros Edictos