Malos presagios

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22 nov 2019 / 10:42 h - Actualizado: 22 nov 2019 / 10:52 h.
"Vox","Política","ERE","Otoño","Elecciones"
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La previsible alianza de perdedores que pretende gobernar España no es una buena noticia. Seguramente es la peor que podíamos recibir en este otoño demorado que se vive pendiente del enredado bucle melancólico del secesionismo catalán y el tremendo e inapelable mazazo judicial que ha sentenciado para siempre una forma de hacer y manejar la política entendida como cortijo. Puede que haya un antes y un después de la sentencia de los ERE en Andalucía que, además, ha rehabilitado por completo la figura de una juez que se metió hasta la cintura a pesar de la indisimulada presión que la invitaba a dejar algunas cosas como estaban.

Nadie sabe qué hubiera pasado si ese fallo se hubiera hecho públicp algunos días antes de las nefastas elecciones que sólo han servido para enredar el mapa político. Posiblemente estaríamos hablando –o no- de un escenario distinto al que se ha sellado con ese vergonzante y cínico abrazo del sólo hay que esperar lo peor. En España ya impera el marxismo. Sí, pero el de Groucho Marx. Ya saben qué dijo el genial cómico norteamericano: “Si no le gustan mis principios tengo otros”. La máxima parece calcada para la personalidad mendaz y desahogada de nuestro presidente del gobierno, aún en funciones y pronto elevado de nuevo a la poltrona gracias al apoyo de lo mejor de cada casa.

Todo sea por mantener un sillón que tendrá que pasar por nuevas concesiones a ese nacionalismo desbocado que fue alimentado por los mismos popes –léase González y Aznar- que ahora pontifican campanudos y con traje de estadistas sobre lo que conviene a esta país que soporta la peor clase política posible. De aquellos polvos estos lodos pero el problema, por lo visto, es VOX. Pues a otro perro con ese hueso.