Viéndolas venir

Malvado relativismo

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Álvaro Romero @aromerobernal1
05 oct 2019 / 19:36 h - Actualizado: 05 oct 2019 / 19:39 h.
"Viéndolas venir"
  • Malvado relativismo

Los mismos que hace unos años se rasgaban las vestiduras contra el relativismo imperante -eso decían, con los ojos como platos, heridos por que todo valiera- son los que ahora, después de tantas crisis y sus secuelas lo relativizan todo para que, aprovechando esta falta de conocimiento galopante, este galope del concepto de la opinión sin rigor, calen como un veneno los deseos relativistas de los revisionistas, algunos empeñados en transmutar en santos a demonios. Esta gente siempre parte del mismo argumento: la guerra civil fue una guerra entre unos y otros, y ni unos fueron tan malos ni los otros tan buenos y uno de los dos bandos tenía que perder. Y eso, así expresado, es una mentira monumental, tan monumental como el Valle de los Caídos. La guerra la provocó un bando de golpistas fascistas que atentó contra un gobierno legítimo, con todos los problemas, fallos e incoherencias que se quiera, pero legítimo. Una vez terminada la guerra, la dictadura se encargó de seguir asesinando, torturando y coartando a millones de españoles, hasta que el dictador murió en su cama como si, en efecto, hubiera sido un caudillo que nos hubiese conducido a alguna parte.

Tantos años después, la única verdad es que ya deberíamos haber superado todo aquel período de horror y la democracia debería centrarse en otras cosas. Debería. Pero la realidad es que seguimos intentando aprobar asignaturas suspensas, a destiempo. Pero seguimos. Y lo que no es de recibo es que, en ese intento de aprobar, aunque sea tardísimo, los mismos de siempre, de generación en generación, sigan empeñados en mancillar la verdad objetiva de la historia con mentiras descaradas como que unas chicas vilmente fusiladas, como tantos otros antes y después, habían sido en realidad asesinas, violadoras y un etcétera del que los demás no nos habíamos enterado porque nunca nos enteramos de nada hasta que gente que sabe tanto no nos lo cuenta.

Aquellas chicas, a las que el necesario simbolismo terminó bautizando como Las Trece Rosas, tenían familias, vecinos, historias e incluso nombres: Julia, Blanca, Carmen, Martina, Luisa, Elena, Pilar, Adelina, Virtudes, Ana, Joaquina, Victoria y Dionisia. Existieron de verdad y de verdad las mataron. Sin contemplaciones. Sin relativismos. Ya está bien.