«El sevillano oculta siempre, un poco avergonzado, su primitivismo emocional y, con su criticismo congénito, desintegra, a cintarazos de ingenio, cuantas complicaciones espirituales le viene de fuera» («La ciudad». Libro primero.)

Su abuelo fue José Chaves Ortiz. (Sevilla, 1839–1903).

Fue pintor e ilustrador, especializado en temas taurinos.

Hijo de Manuel Chaves Fernández y de Amparo Ortiz Romero, estudió en la Escuela de Bellas Artes desde joven, orientado por Manuel Cabral Bejarano y Juan Lizasoaín, que se dieron cuenta muy pronto las cualidades naturales del joven para la pintura.

Desde el principio centró su atención en el estudio de personajes y lances de la fiesta taurina, compaginándolo con la ejecución de otros temas. Pero fue en la representación del planeta de los toros donde adquirió mayor prestigio, como pintor y dibujante.

Nos indica Don Enrique Valdivieso en su obra Historia de la pintura sevillana que «realizó una producción que tuvo como protagonista al toro de lidia acompañado de garrochistas, vaqueros, zagales y la amplia variedad de incidencias durante la lidia en la plaza».

«Temas como derribo de reses a campo abierto. Retrato de un picador. Caída mortal de un picador. Parada de toros en un cercado fueron tratados en numerosas versiones».

Así el profesor Enrique Valdivieso pudo afirmar que merecería que se le considerase como el pintor del XIX andaluz que plasmó el tema taurino «con más entusiasmo y vocación».

Nos expone Don Pedro Romero de Solís (Revista de Estudios Taurinos. N. º 30, Sevilla, 2011, págs. 291-296. «A propósito de los dibujos de José Chavez Ortiz» que fue, uno de los ilustradores de la prestigiosa revista taurina La Lidia, aparecida en 1882, para la que dibujó cerca de 80 escenas en las que refleja el toreo de la última parte del siglo XIX, excelentes retratos de los toreros del momento, como Lagartijo, Cúchares o Paquiro, con un dibujo detallado y realista propio de un periodista gráfico.

Este realismo tuvo en Chaves algunos fogonazos intensos, dramáticos, geniales, como en el caso del lienzo «Caída mortal», en el que representa a un picador patéticamente derribado en el albero. Vale la pena traer hasta aquí la estupenda descripción del cuadro que hace su hijo Manuel Chaves Rey en la breve biografía que le dedicó a su muerte: «Sobre la roja arena de la plaza yace tendido el cuerpo de un picador a quien la fiera acaba de arrojar del caballo, produciéndole la muerte por conmoción. Los brazos están extendidos, cerrados los ojos, lívida la faz de líneas duras, y descompuesto el traje. Bajo el cuerpo se ve el capote de brega que tendiera el diestro de a pie tal vez para hacer el quite, y próximo a la figura está el sombrero castoreño y la puya empapada en la roja sangre de la fiera». Una escena que pueda que prefigure, nada menos, que el célebre Torero muerto de Manet. Un pintor, un ilustrador, un grabador, un litógrafo, que todo ello era Chaves, digno de estar bien representado en el Archivo de Estampas de la Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Su padre Manuel Chaves Rey (1870-1914)

Periodista, cronista, escritor y bibliógrafo, Manuel Chaves Rey nació en Sevilla en 1870. Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes. Quizás siguiendo a su padre. Colaboró con numerosos periódicos y revistas de su ciudad, entre ellas, La Fiesta Nacional, El Arte Taurino, Y también con otras de Madrid como La Lidia.

En 1909 fue nombrado cronista oficial de Sevilla, sucediendo a Joaquín Guichot.

Entre sus obras cabe destacar: Pepe-Illo. Ensayo biográfico, histórico y bibliográfico (1894),

Casado con la pianista Pilar Nogales Nogales, fue padre del también periodista Manuel Chaves Nogales. Falleció en Sevilla el 7 de noviembre de 1914.

Manuel Chaves Nogales, Sevilla, 1897– Londres.1944. Periodista y escritor. Autor de una de las mejores biografías escritas en España en el siglo XX. «Juan Belmonte matador de toros».

Acompañó desde muy joven a su padre Manuel Chaves Rey, de la plantilla de El Liberal e hijo a su vez del pintor de temas taurinos José Chaves Ortiz. También fue periodista su tío materno José Nogales. (Magnífico escritor y periodista véase la tesis doctoral: «Vida y obra de José Nogales» Ángel Manuel Rodríguez Castillo. Sevilla.) Sus primeros años transcurrieron en Sevilla, en cuya Universidad se matriculó, sin llegar a concluir sus estudios.

En 1935 se produjo un cambio de escena en la actividad periodística de Chaves Nogales. Publica folletín-reportaje «Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas», recogen la mirada del periodista sobre la tierra que lo vio nacer. La vida del torero sevillano, la obra de Chaves Nogales que más ediciones ha conocido.

Mantienen respetados intelectuales que Chaves no era taurófilo ni un aficionado de los que enloquecen en una plaza de toros, pero se interesó por esa pasión nacional.

Todos parecen coincidir que el escritor no era especialmente taurino.

En La Ciudad escribe en 1921: «Por la calleja viene un hombre que a voces estentóreas anuncia un nuevo crimen en Triana, y que un torero ha cortado unas orejas en Bilbao. La gente compra el Liberal; lee las reseñas de toros....». «La ciudad de Pastora Imperio y de Gallito».

Pues, si quieren aficionarse a los toros vean los cuadros de su abuelo, lean la obra de su padre y recréense con Juan Belmonte matador de toros.