Desvariando

Manuel Vallejo o la asignatura de Sevilla

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
06 ago 2022 / 09:59 h - Actualizado: 06 ago 2022 / 10:01 h.
"Desvariando"
  • Manuel Vallejo o la asignatura de Sevilla

Manuel Jiménez y Martínez de Pinillos, Manuel Vallejo, murió el 7 de agosto de 1960. Mañana, pues, se cumplirán 62 años de su muerte, ocurrida en el Hospital Central de Sevilla como consecuencia de un ictus apoléjico. Tenía 68 años y había sido el mejor cantaor del mundo, a la altura de un Gayarre, un Gardel o un Fleta. De hecho, le llamaban el Fleta del Cante Jondo. Nació en la barreduela de la calle Padilla, esquina a San Luis, en el flamenquísimo barrio de San Marcos, donde un azulejo conmemora el hecho. En 1911 ya aparecía en los periódicos sevillanos como cantaor de cuadro, unas veces con el Maestro Otero y otras con el también Maestro Realito. Era un muchacho de 20 años con una voz fina, larga y brillante, que cuando cantaba en la Alameda se oía en la Cava de los Gitanos de Triana.

No se adaptaría bien a la conservadora Sevilla, cuando tomó la decisión de afincarse en Barcelona, etapa de la que se sabe muy poco. Fue la Niña de los Peines, su gran amiga y admiradora –lo llamó una vez el Rey del Cante–, quien lo convenció de que se centrara en el cante y en 1926, convertido en primera figura del género, recibió en el Teatro Pavón de Madrid la segunda Llave del Cante de manos del genial cantaor jerezano Manuel Torres, que pasaba por allí. Los próximos treinta años fue la máxima figura junto a Pastora Pavón, Pepe Marchena, Pepe Pinto, Manolo Caracol y Juanito Valderrama. Tuvo su propia compañía de flamenco y dejó una discografía impresionante, que fue reeditada hace unos años gracias a la Federación de Entidades Flamencas de Sevilla, siendo presidente el marchenero y gran aficionado José María Segovia Salvador.

Pero Sevilla se olvidó de Manuel Vallejo hace años, salvo en el centenario de su nacimiento, que fue conmemorado por la Peña Flamenca Torres Macarena. Dicen que el lamentable olvido es por su mal carácter, por no ser un hombre simpático, aunque hay otros motivos. Que una figura mundial como Manuel Vallejo no tenga aún un monumento en su ciudad natal, con lo que hizo por el cante y por Sevilla, demuestra en lo que se ha convertido la cuna de lo jondo, la ciudad donde prácticamente nació el género flamenco. Murió pobre y olvidado, como Manuel Torres o Fernando el de Triana, y aunque las calles más antiguas de nuestra ciudad aún guarden su eco de cristal, sigue dejado de la mano del Ayuntamiento, donde solo interesa vender entradas de la Bienal.