La Tostá

María Tejado se echa al monte

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
13 mar 2023 / 05:45 h - Actualizado: 13 mar 2023 / 05:48 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • María del Monte en el programa de Évole. / Atresmedia
    María del Monte en el programa de Évole. / Atresmedia

Ver a Évole es ya un suplicio, pero verlo con María del Monte hablando de su vida privada, es demasiado para un domingo. ¿De verdad que a alguien le puede interesar la vida privada de esta mujer, sobre todo su tendencia sexual? Parece que sí, que nos aburrimos hasta ese punto. Me cae muy bien esta sevillana, sinceramente, por ser tan campechana y sincera, aunque nunca he entendido que triunfara cantando sevillanas fuera de compás, que ya es difícil. Que no cuadres una bulería de Jerez o unos tangos del Piyayo, vale, porque no es fácil. Pero unas sevillanas, que las cuadró hasta Manolo Escobar...

Me acuerdo ahora de una genial frase de Abert Camus: “El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo”. Pero algo tiene María cuando, según ha confesado, le llegaron a ofrecer 300.000 euros por una exclusiva. Supongo que no sería para que contara cómo logró vender tantos discos de sevillanas o por qué llegó a ser la reina de este estilo sin cantar como María de la Colina, que ella sí que cuadra el cante. El morbo mueve montañas y millones de euros, ciertamente. Lo que interesa de María del Monte es su vida privada, por lo que se ve. Por eso estuvo anoche con Évole, para hablar de lo que siempre llevó con discreción pero que era de dominio público: su tendencia sexual.

Me crié en un pueblo pequeño donde había mujeres que se amaban y lo sabía todo el mundo. Hasta yo, que tenía siete u ocho años y estaba siempre en Babia. En pleno franquismo, en los años sesenta, aquello no supuso ningún problema de orden público. Pero hoy es materia informativa en los telediarios nacionales e incluso un lucrativo negocio para artistas, presentadoras de televisión o vividores en general. Lo que la cantante sevillana haya hecho o no con su cuerpo a la sombra de los pinos, es algo que interesa, está claro. Por otra parte, ella está en su derecho de hacer lo que le dé la gana con su vida privada.

Durante mucho tiempo sufrió mucho por la persecución a la que fue sometida para ver qué hacía o dejaba de hacer con la Pantoja, el Pantojo y la Pantojita, y ahora no le importa ir a un programa de mucha audiencia para hablar no de arte, sino de morbo. De arte ya no habla cualquiera. Mejor así.