Más allá del vestuario

La culpa de la situación que atraviesa el Sevilla en la Liga no sólo es de Montella. La errática planificación de Óscar Arias también tiene mucho que ver en todo

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09 abr 2018 / 21:33 h - Actualizado: 09 abr 2018 / 21:33 h.
"Deportes","El Descuento"
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Las horas previas a la vuelta de la eliminatoria de los cuartos de final de la Champions ante el Bayern están siendo una tortura para el sevillismo. Así, como suena. Y mira que la ocasión es como para estar pendiente de otras cosas. No hay manera. Es imposible disfrutar de una nueva final de la Copa del Rey o de la posibilidad de soñar con algo más en la máxima competición continental. Y lo es, sencillamente, por las sensaciones que acumula este Sevilla en la Liga. Cuando parece que todo está en orden, aparece cualquiera y le pinta la cara. La enésima goleada de la temporada llegó en Vigo, como puede volver a ocurrir en Múnich si la cosa no cambia sobremanera en las próximas 24 horas. Ya no es una cuestión de entrenador. Hay más, mucho más. Que Montella es cabezón y no rota tanto como debería está más que comprobado, pero que Carriço no tiene nivel ni la continuidad necesaria para competir al máximo nivel, también. Pero ahí está: renovado. Y hay que ponerlo. Como a Arana, una promesa de once kilos. Casi tantos como los que se desembolsaron por el desaparecido Ganso, al que ni regalándolo se le ha encontrado equipo. Un colmo de despropósitos con los que tiene que lidiar día a día el italiano, que tiene el vestuario como un polvorín. La salida de Sergio Rico del once para meter a Soria, que llevaba meses sin jugar, la situación de los recién llegados, con mención especial para Roque Mesa, o la nula presencia de un capitán como Nico Pareja, son argumentos más que suficientes como para llegar a esa conclusión. El trabajo de Óscar Arias deja mucho que desear. No sólo es culpa de Montella.

Al margen de la eterna comparación con su antecesor, el director deportivo tiene otras muchas piedras en la mochila. Un presupuesto millonario y la libertad y connivencia de José Castro llevaron a Arias a actuar por impulso y ya se sabe, las prisas nunca fueron buenas consejeras. Casos como Carole o Layún así lo demuestran. Para colmo, la comunión con Montella no es ni mucho menos la que quieren vender. El esfuerzo del club en enero para la incorporación de Roque o Sandro y la aportación de estos es otra buena muestra de ello. El papel en Europa y en la Copa es el bálsamo perfecto para tapar una temporada desastrosa en la que la planificación deja mucho que desear. Pase lo que pase en Múnich y en Madrid, en Nervión debe abrirse un periodo de reflexión y cambio.