Image
Actualizado: 21 mar 2021 / 04:00 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Más que un coleccionista de decenios

"Enseñar es un ejercicio de inmortalidad" ¡que cierta es esta afirmación del educador brasileño Rubem Alves! Por más años que pasen, el buen maestro siempre va a permanecer en el corazón de sus alumnos, dejando una importante huella en su mente y, sobre todo, en su espíritu. Un buen profesor debiera ser valorado como la joya más valiosa que existe pues más que impartir lecciones, forja entendimiento, despierta criterios, inspira cambios... Un buen profesor es el "influencer" más poderoso que hay, pues con su forma de ser y hacer influye cada día en las perspectivas y en las vidas de muchos alumnos.

A mis 35 años, aún recuerdo con mucho cariño a algunos de estos magníficos profesores que tuve la oportunidad de conocer en el Colegio Claret de Sevilla: D. José Eugenio Bernabéu, D. Antonio Sanz, Srta. Eva Reyes, D. Manuel Nieto... Esta semana he estado pensando mucho en la labor docente cuando recibí un correo electrónico de D. Manuel Filpo, mi excelente profesor de 5º de primaria. Le escribí para contarle una buena nueva (el mes que viene se publicará mi primer libro de literatura infantil de la mano de la Editorial Babidi-bú, ya os contaré con más detalle...) y me contestó muy afectuoso, original y literario, como yo lo recordaba, comentándome que, recientemente había sido su cumpleaños y se definía como un "coleccionista de decenios vitales".

¡Siempre cuidando tanto su estilo! la verdad que aquel e-mail daban ganas de enmarcarlo. Cuando estaba en 5º de primaria, D. Manuel me animó a escribir mi primer teatro, aún recuerdo el nombre: "Pesadilla en el Hotel Street" (lo admito, estaba muy influenciada por Agatha Christie) y para mí fue la mayor recompensa del mundo cuando D. Manuel decidió que ese sería el teatro que se iba a representar al final del curso, ¡fue una gran experiencia! Parece que aún lo estoy viendo repasando con minuciosidad el guión y haciendo sus originales aportaciones. Teniendo todo esto en mente, volví a leer su correo electrónico y me llamó mucho la atención eso de "coleccionista de decenios vitales", junto con algún detalle más que me contaba, tuve la sensación de que mi magnífico profesor se sentía mayor... Entiéndeme, el tiempo pasa para todos, el físico y la mentalidad probablemente reflejaran ese cambio pero yo quiero creer que el espíritu, la esencia de lo que eres, se mantiene intacto... Así te encuentras con personas de 80 que, por su ánimo, pareciera que tienen 25 y personas de 25 que parecen abuelos porque son... ¿cómo se dice? ¿viejoven? tiene su arte el término...

En fin, volviendo al mail de D. Manuel, no está mal ser coleccionista de decenios vitales (la alternativa es "espicharla" así que... ¡fíjate tú si no está mal!), lo que pasa es que mi profesor ha sido y aún es mucho más que un coleccionista de decenios vitales. Yo creo que, en el fondo, lo sabe, pero en los momentos bajos siempre nos viene bien que nos recuerden lo que hemos significado en la vida de las personas y lo que se valoran nuestras aportaciones. Sentirse útil y valioso hace que el ánimo despliegue sus alas y te sientas...¡Maravilloso!

Usted lo es, D. Manuel ¡no lo olvide!

ETIQUETAS ►