¿Mejor niños o mascotas? No hay debate

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30 sep 2022 / 14:24 h - Actualizado: 30 sep 2022 / 14:46 h.
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  • ¿Mejor niños o mascotas? No hay debate

La compañía de un animal no puede ser un lujo o un capricho o una obligación; un animal en casa se convierte, desde el primer momento, en un privilegio y en un compromiso. Todo lo que esté fuera de ese marco está condenado a convertirse en un drama para el animal.

No exagero si digo que la perra que vive con nosotros en casa es la que mejor me saluda, la que mejor me espera, la que mejor pasea conmigo. Más efusividad y respeto es imposible (la relación de un ser humano y un animal se soporta sobre el respeto mutuo). Todo lo que me ofrece esta perra tiene carácter incondicional, inquebrantable pase lo que pase; la entrega de ese animal es descomunal y desinteresada sin límites. Provoca algo de vértigo pensar que las personas no logramos esos niveles ni entrenando.

Por supuesto, es un privilegio poder ver amanecer todos los días mientras paseo con la perra. Es uno de los momentos que merecen la pena de cada día. Ahora que las noches se alargan, los amaneceres se cambian por los atardeceres y el efecto es el mismo. El privilegio consiste en eso, en disfrutar con las mascotas, en vivir momentos únicos.

Dicho todo esto, tengo que añadir algo importante: nunca jamás pondría los intereses de mi perra por delante de los de cualquier persona. Hay que saber dónde están los límites y las mascotas son animales. Y lo digo presumiendo de cuidar a mi perra de forma exquisita. Como yo mismo habrá miles de personas que cuiden con cariño e intensidad a sus perros o a sus gatos o a sus conejos, pero más no. Pero es un animal y mis hijos son personas (que no me esperan, ni me saludan, ni pasean conmigo con el mismo fervor).

Digo todo esto porque me dicen que hay más mascotas en los hogares españoles que niños de 14 años o menos. Yo; que soy indio de la India, un país en el que muchos perros viven abandonados en las calles y las casas se llenan de niños porque allí todavía los tenemos a espuertas; me parece imposible que algo así no ponga en guardia al Gobierno de turno. El índice de natalidad español resulta penoso y las causas más patéticas si cabe. Por otra parte, me temo que muchos de los que tienen un animal en casa no deberían tenerlo. No es fácil cuidar de un animal; no es fácil asumir un compromiso tan inmenso con un ser vivo. Porque, damas y caballeros, un perro o un gato o un canario o una iguana en casa es un corazón que late bajo el mismo techo. Así de sencillo.

Confundir un cachorro con un peluche condena al animal a ser abandonado cuando crece. Confundir la vida de un perro con la de un niño vuelve tarumba al animal (son perros y no niños por lo que deben tener vida de perro y no se les debe poner la mano encima, pero tampoco se les debe meter en la cama sin ton ni son). Lo que hay que hacer es disfrutar del privilegio de tener un animal en casa sin hacerse líos, lo que hay que hacer es colocar en el lugar adecuado a los animales y a las personas. Y, así, otro gallo nos cantará.