Viéndolas venir

Mejores personas

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Álvaro Romero @aromerobernal1
03 may 2020 / 13:28 h - Actualizado: 03 may 2020 / 13:31 h.
"Viéndolas venir"
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Sí, la esperanza de que saldríamos del confinamiento mejorados como personas se torna una esperanza ñoña, una ilusión evaporada por culpa de las evidencias sucesivas, pero sigue siendo esperanza, pues junto a tantas pruebas de gente que va a salir siendo peor -más ofuscada, más irritable, más odiosa y deseosa de cierto apocalipsis engañosamente rentable- hay otra mucha gente a la que, por lo menos, las grandes convicciones inflexibles les van a empezar a hacer menos daño. Y eso ya es un avance. Al olmo no se le puede pedir peras, no, pero sí que dé más sombra.

Y esa sombra se percibe incluso en el silencio cómplice de tantos como nos entendemos sin hablar, sin gritar, sin insultar, sin buscar culpables a cada rato, en cada decisión, en cada movimiento, cada estrategia, cada corrección, cada matiz, cada hito doloroso en esta carrera miope cuyo mayor enemigo sigue siendo un bicho microscópico que solo es combatido por quienes entienden su idioma, los sanitarios, porque el resto, o no hemos podido hacer demasiado frente a él, sino a su margen, en la solidaridad mutua que nos ha fortalecido, o se han dedicado a crear un ambiente enrarecido de guerra sin más ejércitos combatientes que las virtuales Españas de siempre: una buscando con afán el conflicto desde el primer día, otra buscando soluciones porque el conflicto ya existía.

El día después no va a ser un día, sino unas semanas, unos meses, tal vez una época. Y la esperanza seguirá extendiéndose entre la gente ocupada en sacar algo en limpio, en claro, en aprendizaje de todo lo que nos está ocurriendo individualmente y como sociedad. Incluso la esperanza radicará en tratar de olvidar todo ese ímprobo esfuerzo de quienes se han empeñado en enfrentarnos a unos contra otros, a quienes tendremos que volver a ver por la calle, en el café, en el trabajo, en la cola del súper y a quienes será mejor no preguntarles jamás por qué hicieron ellos, en qué contribuyeron, a qué ayudaron, porque igual que existe la esperanza colectiva, también existe la vergüenza ajena.