La vida del revés

Menos empleos, menos futuro

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01 feb 2021 / 20:46 h - Actualizado: 01 feb 2021 / 20:55 h.
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  • Indigente pidiendo limosna. / EFE
    Indigente pidiendo limosna. / EFE

Imagine un país en el que sólo tuviera empleo un 47 por ciento de la población. Es decir, un país en el que menos de la mitad de la población tuviera que trabajar para producir lo suficiente. Pensiones, impuestos, subsidios de paro, becas escolares... Porque los que trabajan son los que tiran del carro económico. Piensen en ello y llegarán a enormes callejones sin salida, a la imposibilidad de salir adelante, de poder dibujar un futuro más o menos amable. Llegarán a la idea de quiebra.

Ahora piensen que ese país dispone de casi 40 millones de personas en edad de trabajar y que solo lo hacen algo más de 19 millones. Es decir más de veinte millones de personas que podrían trabajar no pueden hacerlo. Traduzca eso a depresiones, a índice de delincuencia, a descomposiciones familiares... Ahora, piensen que ocurre algo inesperado y que de esos poco más de 19 millones de personas trabajando, en realidad, 750.000 están incluidos en un ERTE. Quedan, aproximadamente, 18 millones y medio de personas trabajando para conseguir que el PIB no se quede en los huesos.

Pues eso es España en la actualidad. Trabajamos 19,3 millones de personas, mientras que la población en edad de trabajar supera los 39,6 millones (de 16 años en adelante). La pinta es entre fatal y desesperante.

El empleo en España que se puede considerar seguro es el público. En las Administraciones públicas no hay despidos ni ERTE’s (durante el confinamiento que comenzó en marzo del año pasado hubo funcionarios que se fueron a casa sin ordenador, sin nada que les permitiera trabajar y así hasta la vuelta; pero nada de ERTE’s). Y así la deuda española, el déficit de nuestras cuentas y, en definitiva, nuestra ruina, aumentan sin parar.

Antes de la Covid-19, en España trabajaba el 55 por ciento de la población en edad de hacerlo. La cosa ha empeorado mucho. Y todo indica que vamos a peor. Desolador.

Es necesario cambiar las ayudas estatales por la creación de empleo. No es buena idea que sean cada más las personas que cobran sin trabajar. No se les puede abandonar, pero la mejor forma de ayudarles es crear políticas que sean herramientas eficaces de creación de empleos. Y es que así no vamos a ninguna parte.