Menos mal que Pau Donés tenía un autógrafo de Loquillo

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10 jun 2020 / 18:16 h - Actualizado: 10 jun 2020 / 18:25 h.
"Opinión"
  • Loquillo. / Archivo EFE
    Loquillo. / Archivo EFE

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Utilizamos el lenguaje con muy poco cuidado. Las patadas al diccionario, a la sintaxis y a la semántica que arreamos (unos más que otros), a diario, son un espectáculo. Y el uso del lenguaje dice mucho de los individuos y de los pueblos en su conjunto, de todo el que lo usa.

Ayer murió Pau Donés. Las redes se llenaron de mensajes deseando buen viaje al músico y sintiendo su muerte de distintas formas. Una de esas formas resultó especialmente llamativa porque, más que hablar de lo que fue Donés o su obra, hablaba del que había escrito esas frases.

El autor es Loquillo, sí, el cantante. El texto es este: «Recuerdo la primera vez que conocí a Pau Donés. Guardaba un autógrafo mío que le había firmado yo cuando no se dedicaba a la música. Descansa en paz, Pau».

Loquillo recuerda que lleva más tiempo cantando que el fallecido, recuerda que el ídolo es él y desea un buen descanso a Donés. Es decir, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Algo parecido. La intención es buena porque lo que quiere Loquillo es, seguramente, enseñar la zona humilde y sencilla de Pau Donés, su bondad, pero el resultado es el que es. Parece que nos indica que el muerto se ha ido en paz porque tenía un autógrafo suyo.

El lenguaje es una herramienta peligrosa y traicionera. Tanto que si prestamos atención a lo que dice Loquillo percibimos, también, que conocer a alguien puede ocurrir en diversas ocasiones. Y no es así ya que conoces a las personas una sola vez. Loquillo dice que se encontró por primera vez a Donés como si le hubiera conocido en distintas ocasiones después de aquel día. Pero nos sorprende con algo más fabuloso todavía: Donés llevaba un autógrafo de Loquillo que había firmado Loquillo. Impresionante. Loquillo no debe tener claro qué son los autógrafos. «...un autógrafo mío que le había firmado yo...» es una de esas afirmaciones que dejan sin aliento.

Este es el nivel. En la televisión, en las emisoras de radio, en las aulas (profesores y alumnos) y las casas, el destrozo diario del lenguaje es arrollador. Nos estamos cargando el lenguaje, nuestro gran patrimonio, nuestro bien más preciado.

Echen un vistazo a las redes sociales y contemplen el espectáculo. Triste. Muy triste.