La Gazapera

Menos quedarse en casa, cualquier cosa

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 ago 2020 / 09:52 h - Actualizado: 15 ago 2020 / 09:53 h.
"La Gazapera"
  • Menos quedarse en casa, cualquier cosa

Como lo de cantar, bailar y tocar la guitarra en los escenarios se está poniendo difícil, los artistas que chanelen –de chanelar, saber en caló-, se podrían plantear hacer otras cosas para seguir en el arte y, de paso, sobrevivir. Sevilla es una ciudad con mucha historia jonda y hay mucho que contar al mundo sobre sus cafés cantantes y figuras históricas como Frasco el Colorao, Silverio, Miracielos, el Maestro Otero, el Maestro Pérez, la Niña de los Peines o Manuel Vallejo. Visitas guiadas por los barrios más flamencos de la ciudad y recitales de pequeño formato en aquellos sitios de más historia. Por poner un ejemplo, me imagino a Farruquito bailando en la Plaza de San Juan de la Palma para recordar y homenajear a Antonio el Pintor, que nació en esa plaza hace 175 años.

Esto sí sería apostar por la cultura flamenca, porque lo otro, lo de hacer festivales con actuaciones de media hora, dando más ojana que otra cosa, está bien también pero parece que no se va a poner fácil. Me imagino a José el de la Tomasa, el heredero de la esencia de los Torres, andando por la Alameda con un grupo de aficionados explicándoles quiénes eran la Moreno de Jerez, Currito el de la Jeroma, el Niño Gloria o Ramírez. Pero, ¿están preparados los artistas flamencos para hacer esa labor? Sinceramente, no. En general, el artista descubre que tiene un don y lo explota para ganar dinero, algo que es legítimo. Les importa un pimiento saber o no quiénes fueron Antonio el Planeta, la Cuenca o Medina el Viejo. Desde luego, hay que reconocer que eso no da dinero, que lo que da jurdó es hacer los cantes, trémolos o desplantes de los artistas citados, que además murieron arruinados y olvidados.

¿Saben lo que hacía Silverio cuando algún viajero romántico, periodista o aficionado iba a visitarlo al café cantante o a su casa buscando información? Se los llevaba a Triana, el Barrio de la Feria o la Macarena y les contaba qué significaban esos barrios en el flamenco y qué artistas nacieron en cada uno de ellos. Esto me lo contó la maestra sevillana Eloísa Albéniz, esposa de Arturo Pavón, el hermano mayor de Pastora Pavón, y madre del pianista del mismo nombre. Tomás Pavón, su cuñado, vivía en su casa, en la Plaza de la Mata, 6, y cuando alguien visitaba la academia el cantaor salía a la calle y le explicaba a su manera cómo era la Alameda de Hércules, dónde estuvieron los tabancos más conocidos, como La Europa, y les decía qué artistas vivieron en esa zona tan flamenca de Sevilla, como la Parrala, la Juanaca, el Canario de Álora, Lorente o el mismísimo Silverio.

No paramos de dar ideas para mejorar la Sevilla flamenca, pero parece que hay pocas ganas de trabajar para que nuestra ciudad recupere la importancia que tuvo en el flamenco hace siglo y medio.