Miedo a la vacuna
Hay quien piensa que los desarrolladores de vacunas no serían capaces de entregar una vacuna sin tener la certeza de que funcionasen perfectamente. Otros piensan que da igual morir a causa de la Covid-19 o de una enfermedad ‘potencialmente inexplicable’. Otros dicen que la vacuna se la van a tener que poner primero los miembros del Gobierno
La vacuna que mejores sensaciones ha ido despertando, hasta ayer mismo, ha sido la que estudia y desarrolla AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Se ha suspendido el ensayo clínico a causa de la aparición, en uno de los voluntarios, de una enfermedad ‘potencialmente inexplicable’. Esto es algo muy normal en este tipo de procedimientos y siempre que ocurre, sea la vacuna que sea, se interrumpe el proceso hasta que una entidad independiente analiza el caso y vuelve a dar vía libre al estudio. No hace falta decir que se multiplica el debate sobre la seguridad de vacunarse o no con esas primeras entregas que se producirán en unos meses.
El problema es que esta vacuna es la que se tendrá que usar contra el SARS-CoV-2 y que, dadas las circunstancias, tenemos mucha prisa. Estamos intentando acortar los plazos normales (son necesarios diez años para probar y aprobar una vacuna en condiciones normales) y los políticos están vendiendo una burra que no tienen. ¿Se imaginan que se administra una vacuna a tres millones de personas en España (es la cantidad de dosis que se van a recibir en la primera entrega) y aparece esa enfermedad ‘potencialmente inexplicable’ en el 1 por ciento de las personas? Estaríamos hablando de treinta mil personas con inflamación de la médula espinal (esa es la dolencia que parece ser que ha aparecido y no se conoce la trascendencia de la misma). Estamos desafiando en exceso a los tiempos en los que la ciencia se mueve de forma natural. Y los políticos están metidos en el ajo lo que representa una noticia nefasta. Dinero, política, salud y ciencia, no pueden ir en la misma frase de ninguna de las maneras.
Ojalá me equivoque, pero vamos a tener que convivir con la Covid-19 con vacuna o sin vacuna, seguramente por siempre jamás. Y tendremos que asumir que correr más de la cuenta en cuestiones científicas no es bueno y convierte todo en un peligro. No han sido pocos los científicos que han advertido de que los plazos serán mucho más largos, que lo que se dice en los discursos políticos tiene poco que ver con la realidad. Y van a tener razón como no podía ser de otra manera.
Hay unas 30 vacunas experimentales contra el SARS-CoV-2 en la etapa de ensayos clínicos. Intentemos hacer una vida lo más cercana a la normalidad que sea posible. Con los dedos cruzados.