Los medios y los días

Mientras menos sepas, mejor

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01 oct 2020 / 04:00 h - Actualizado: 01 oct 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Jesús Hellín - Europa Press
    Jesús Hellín - Europa Press

“El Gobierno ha adaptado los criterios de evaluación, promoción y titulación en los centros educativos por la situación de la pandemia y el número de asignaturas suspensas podrá no ser tenido en cuenta para superar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el Bachillerato”. Llueve sobre mojado, si ya las exigencias para darte un título o aprobar una asignatura han ido bajando conforme los años han transcurrido, ahora las van a poner como se las ponían a Fernando VII o como decían que le colocaban a Franco en el anzuelo algunos de los pescados grandes que supuestamente conseguía por esos ríos de la patria para sacarlo después en el NO-DO.

Desde luego, los niños y jóvenes del curso 2020-2021 ya tienen una historia para no dormir que contarle a sus hijos y a sus nietos, si es que los tuvieran porque aquí no paren ya ni los conejos. O, mejor, una historia para dormir porque a dormir es a lo que invita la decisión gubernamental, propia de ese pensamiento débil y de esa sociedad líquida en la que estamos, estábamos ya, y seguiremos por largo tiempo como algo inesperado no lo evite.

Yo ya me encontraré jubilado pero mis colegas jóvenes puede que en el futuro noten cuando llegue a las aulas de la universidad la generación del curso 2020-2021 y tal vez también la de 2021-2022. Eso si es que lo perciben porque les diré algo ahora que no nos oye nadie: en la universidad no son extraños los casos en los que se han juntado profesores millenials con alumnos nativos digitales y entonces no hay problema apenas porque serán buenos amigos, todos personales e intransferibles, eternos descubridores de la rueda, adictos a la Red sin la cual no saben lo que hacer y en la que depositan toda su fe y confianza, aunque la Red ofrezca mucha información pero poco conocimiento, eso es ya trabajo de cada cual. Y ahí llega el problema para docentes y discentes.

Desde 1991 en que comencé a impartir clase en la universidad estoy bajando el listón de exigencia para poder aprobar y no mandar a otra convocatoria al 50 o al 60 por ciento de la clase. Cuando se lo comento a algún antiguo alumno me dice: “¿Entonces, el 8 que me pusiste vale más que un 8 de ahora?”. “Sin duda”, le respondo. Las calificaciones están como los tipos de interés de los bancos, cada vez más bajos, y eso, que puede parecer una bicoca, no es bueno, ahí está una de las causas de las fusiones bancarias aunque no arregle el problema de fondo: que estamos en otra plena crisis cíclica del capitalismo que hubiera llegado de todas formas pero se ha acelerado y agravado con la pandemia. Aunque la comparación sea odiosa demuestra algo: una sociedad en decadencia.

Dicho lo anterior, ¿por qué preocuparse tanto por el desastre cognitivo que va a llegar en el futuro? Vamos a ver, el mercado ya no quiere a las humanidades y sólo algo a las ciencias sociales, ambos campos de dejan para la educación de élite; aquí lo que hacen falta son señores y señoras que inventen artilugios artificiales y vacunas para ésta y las pandemias que están en camino. Entonces, apliquemos lo que decía una viñeta de El Roto, donde un joven le aconsejaba a Platón que se dejara de tanta filosofía y se matriculara en informática. Por tanto, lo que nos quiere decir la incompetente ministra de Educación es que nos apliquemos el Carpe Diem en la enseñanza también: todo el esfuerzo para las materias que necesita el mercado, las demás un suspenso o un aprobado por caridad y adelante. De esa manera seremos pragmáticos, ¿para qué queremos la Historia si la Memoria Histórica provoca amnesia o simplemente conduce a la nada?, ¿para qué Filosofía?, ¿para qué sociales en general?, ese tiempo se dedica a lo guay. No es necesario saber saber sino saber hacer, mientras menos conozcas de la vida más se podrá concentrar el niño y el joven en las complejidades tecnológicas y de laboratorio. Esto es como los versos de Miguel Hernández: “No sepas lo que pasa/ ni lo que ocurre”.