Pasa la vida

Moción de censura al disparatado consumo de ansiolíticos

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
21 mar 2023 / 08:22 h - Actualizado: 21 mar 2023 / 09:38 h.
"Pasa la vida"
  • Moción de censura al disparatado consumo de ansiolíticos

Esta moción de censura es muy necesaria. Y ganaría por mayoría absoluta. Me refiero a la moción de censura para reducir el desmesurado consumo de ansiolíticos por parte de la población española. Una realidad de vida cotidiana que acaba con el cuadro del optimismo congénito al sur de los Pirineos, y con el mantra de que “como en España no se vive tan bien en ningún otro lugar del mundo”. Somos el primer país de todo el planeta en tomar más benzodiacepinas para medicar la depresión, para aminorar la ansiedad, para lograr dormir con placidez. Según estimaciones del Ministerio de Sanidad, se calcula que se toman a diario unas 110 dosis por cada 1.000 habitantes. Los siguientes países europeos que más recurren a la ingesta de ansiolíticos son Bélgica (84 dosis diarias por cada 1.000 habitantes) y Portugal (80). Es de vértigo la diferencia entre el promedio español respecto al continental. España es el reino de las pastillas para tranquilizarse. Es el gran dispensario de los somníferos, de los sedantes, de los psicofármacos. Gran fracaso colectivo que se ha ido cebando durante décadas y para el que tampoco se busca consenso en el Parlamento. Están ocupadísimos jugando al 'y tú más'.

Fuentes bien informadas garantizan que la conferencia que impartirá hoy Ramón Tamames para hablar sobre los males de la patria no es una broma relajante con el fin de contribuir a que disminuya la ingesta de ansiolíticos. A quien más quien menos le dará la risa la esperpéntica peripecia de ver cómo es convertido el hemiciclo del Congreso de los Diputados, emblemático enclave de la soberanía nacional, en un auditorio de los que se estilan para los ciclos de ponencias y coloquios, lo que subvierte la razón de ser del precepto establecido en el artículo 113 de la Constitución. Porque Tamames no representa una alternativa de gobierno. En cambio, él se lo va a pasar en grande. Le han dado un estatus que ya no podía imaginar a sus 89 años de edad. Pero el fin no justifica los medios que le han puesto en el centro del ruedo ibérico para torear de salón. Ni tampoco atesora una mayúscula autoridad moral como para erigirse en la conciencia intelectual del país.

La estimación sanitaria calcula que son cinco millones de españoles los que toman algún ansiolítico como el pan nuestro de cada día. Si Valium, Trankimacín y Orfidal se presentaran a las elecciones, encabezarían uno de los principales grupos parlamentarios. Hay materia para un debate monográfico sobre el estado de la nación malacostumbrada a paliar con pastillas la falta de soluciones a los problemas de raíz personal o social. Una realidad demasiado cotidiana y trascendente como para que sus señorías se dignen a 'dejarse la piel'. Es mucho más cómodo instalarse en el metaverso de las ideologías.