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La Tostá

Morente en su Granada

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
13 may 2020 / 07:36 h - Actualizado: 13 may 2020 / 07:38 h.
"La Tostá"
  • Morente en su Granada

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La Universidad de Granada va a homenajear al llorado Enrique Morente con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento. Se celebrará un congreso los días 10, 11 y 12 de diciembre. Diez años ya mismo de la muerte de este genio del cante flamenco tan incomprendido en sus comienzos, tan odiado y, a le vez, tan querido. Como la cosa va de la Universidad de Granada, en la de Sevilla lo homenajeamos hace muchos años. Concretamente en la Escuela de Magisterio y organizado por la Tertulia Calixto Sánchez. Él no quería el homenaje, por modestia, pero lo convencí. “Enrique, es la primera vez que la Universidad de Sevilla va a estudiar a un cantaor en vida, su obra, su papel en el cante y su carrera. No te puedes negar”. Y aceptó. En parte porque iban como ponentes Manolo Sanlúcar y José Luis Ortiz Nuevo, dos de sus mejores amigos y mentores. Manolo dijo cosas sobre Enrique que quedaron en la historia del flamenco. Contó una anécdota que dejaba claro la clase de artista que era el maestro de Granada. Fueron contratados Manolo y él para actuar en algunos mítines del Partido Comunista de España. En uno de ellos, el organizador le dijo a Enrique: “Mira, maestro, están esta noche aquí todos los peces gordos del partido: Dolores, Carrillo, Ignacio Gallego... Te pido por favor que no cantes letras que hablen de vírgenes, ¿vale?”. Y Enrique, con un sí que parecía un no, empezó a cantar y fueron apareciendo vírgenes como por arte de magia: la de las Angustias, la del Rosario, la del Carmen... Las caras de los jefazos comunistas eran un poema –de Miguel Hernández, claro–, y Manolo Sanlúcar escondió la cabeza detrás de la guitarra para no verlas. “A Cái no le llaman Cái/ que le llaman relicario/ porque tiene por patrona a la Virgen del Rosario”. ¡Enrique, por Dios! Y aquella misma noche se acabó la gira, que acababa de empezar. Enrique era un tío de una pieza, un hombre valiente, comprometido y de un talento natural increíble, pero no le gustaba que le dijeran qué podía o no cantar. De hecho su revolución fue porque como todos los críticos de España se pusieron de acuerdo para decirle cómo tenía que cantar, empezó a hacerlo al revés y dio en la tecla. Como solía decir, cantaba en inglés, pero se le entendía todo. Ojalá en Granada se ocupen de hablar de esta faceta del señor Morente, la de la rebeldía. Su música era prodigiosa, pero también libre, sin dueño, un alma pura. Diez años ya, y parece que fue ayer.