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Viéndolas venir

Morir barriendo

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Álvaro Romero @aromerobernal1
18 jul 2022 / 16:46 h - Actualizado: 18 jul 2022 / 16:48 h.
"Viéndolas venir"
  • Un empleado de limpieza. EFE/MARISCAL
    Un empleado de limpieza. EFE/MARISCAL

Morir por un golpe de calor, barriendo lo que ensucian los demás, con 60 años y casi 42 grados de fiebre, a las cinco en punto de la tarde, tiene una significación insoportable en esta España desarrollada en la que tantos otros, desde mucho antes -de esa hora y de esa edad- se dedican solamente a barrer para dentro. También hay especialistas en barrer para fuera. El tiempo pasa pero el mundo sigue igual de viejo.

La noticia parece entre surrealista y esperpéntica, pero es tan real como aquel viaje de Max Estrella por la noche madrileña hace más de un siglo, con la única diferencia de que a José Antonio González le ha pillado Vallecas y la siesta, que en pleno mes de julio suele ser peor. El suceso ha salido en todos los telediarios de esta España que almuerza y bosteza con el aire acondicionado a tope, básicamente porque reúne los condicionantes inexcusables para la audiencia que se diluye por los atascos de la operación salida: el doble espectáculo del calor y de la muerte.

Si después de más de dos años no ha pasado aún la pandemia; si otro 18 de julio más volvemos a hablar de Queipo con todos sus honores macarenos; y si la clase política española sigue haciendo como que soluciona muchos problemas sociales a golpe de lo que se pone de moda, no os extrañará a quién van a sentar en el banquillo: al golpe de calor. Maldito culpable.