Los medios y los días

Morir por Covid: ¿daños colaterales?

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19 ene 2022 / 04:43 h - Actualizado: 18 ene 2022 / 12:46 h.
"Los medios y los días"
  • Morir por Covid: ¿daños colaterales?

Me da la sensación de que los poderes han dado por finalizada la pandemia. Los muertos y hospitalizados a partir de ahora son algo así como daños colaterales. Los Bush, padre e hijo, siendo presidentes de EEUU, afirmaban, cuando las invasiones norteamericanas provocaban muertes inocentes, que para que avanzara la democracia y el progreso eran inevitables daños colaterales. Salvando las distancias, como la maquinaria socioeconómica con la política que la acompaña tampoco puede detenerse por más tiempo, eso de la gripelización de la Covid me suena a muerte necesaria, mártires por el progreso. En realidad, es lo que perseguían Trump y Johnson sólo que existe otro poder con más amor al marketing que ha aguardado a los inventos de Moderna, Pfizer o la Universidad de Oxford.

La expresión máxima de la razón es la ciencia. No es la ciencia quien manda sino los negocios, la ciencia manda cuando los negocios de todo tipo la utilizan para engordar sus alcancías de manera similar a como se utiliza el arte. Para la ciencia, no es conveniente perderle es respeto a esta variedad del virus. Da igual la opinión científica, hay que seguir adelante, los dineros públicos se acaban, los dineros privados engordan en la escala de los milmillonarios, los pobres son cada vez más pobres, los jóvenes vuelven a pagar el mayor precio de la crisis. Y los autónomos, entre los que hay miles de jóvenes. Les quieren dar limosnas para que alquilen pisos, aquí vamos a terminar viviendo de limosnas, es decir, como si España fuera una iglesia a la que acuden los señoritos a misa y nosotros somos los menesterosos que estamos en la puerta con el brazo extendido para que nos den algo.

Los políticos se han cansado de vender tragedia y pesimismo con la Covid, se acabó, desde ahora a vivir con la muerte y el hospital. Los negocios no pueden ralentizarse más y menos detenerse: a meter dinero en la hucha que luego hay que pagarle impuestos a los señoritos, esos que compran votos en lugar de conquistarlos. ¿Hay alguien que garantice que no va a irrumpir una variable más agresiva y mortal desde un virus que se las sabe todas? ¿Las vacunas actuales van a prevenir siempre contra las mutaciones? ¿Cuántos pinchazos más hay que meterse en el cuerpo? Porque una cosa es no ser negacionistas y otra masoquistas y dóciles.

También la gente, en general, hace tiempo que se cansó, que nos cansamos del covid, de estar a su disposición, de no poder respirar a gusto ni abrazar a gusto. En la práctica hemos dicho que más vale morir de pie que vivir de rodillas, “que sea lo que Dios quiera”, en expresión muy de aquí. Los tanatorios están llenos de personas, con escasa ventilación, abrazándose, dándose el pésame a sabiendas de que hay peligro de ser protagonistas en uno de esos tanatorios. Y los bares y otros recintos. Pero ya está bien, parece como si la ciudadanía se acordara de Don Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”. Libertad para consolar, aunque sea un poco, a quienes han perdido a alguien por la causa que sea porque las otras enfermedades, además del covid, siguen existiendo, ¿verdad? Aunque con frecuencia no se las atienda, existen. Libertad para morir o enfermar como si fuéramos daños colaterales necesarios.

Las guerras clásicas surgen por falta de uso de la razón. Pero la misma razón las detiene a veces ya que, en el fondo, también las controla, son visibles y palpables. En este caso la pugna es contra un enemigo invisible, no palpable, escurridizo, experto en guerra de guerrillas. Lo estamos minando pero no venciendo. Y ante este panorama no se puede esperar más, que viva el más fuerte, que mueran los débiles. La vida debe seguir avanzando a pesar de que no sepamos bien adónde vamos.