Móvil mío del alma querida/ en mi pecho yo llevo una flor/ no te importe el color que ella tenga/ porque, al fin, tú eres, móvil, una flor./ Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que, junto a mi móvil, muero./ Volverán los radiantes móviles/ a esposarme una vez más./ Y aquellos que se marchitaron,/ esos, no volverán./ Por un beso de mi móvil/ yo daría lo que fuera/ aunque sólo uno fuera./ Y yo me iré/ y se quedará mi móvil sonando,/ qué haré en el edén/ si ya lo estaba disfrutando./ Yo soy mi móvil y yo/ y si lo pierdo a él,/ que me recoja Dios.
Con diez móviles por banda/ memes en popa a toda onda/ no quiero pensar ni en mi sombra/ porque es él quien me manda./ Enhiesto surtidor de luz y vida/ que a las estrellas alcanzas,/ devanado me tienes los sesos/, oh, mensajero de esperanzas./ Oh, la saeta el cantar/ de los pueblos cristianos/ que haría sin grabarla/ en mi móvil soberano./ Soberano, coñac que fuiste de hombres./ Varones y hembras se emborrachan ahora/ sea de día o sea a deshoras,/ con Móvil, del brandy, el nuevo nombre.
Diecisiete días y quinientas noches/ son para mí un suspiro/. Si tú te vas de mi vida/ yo de mi vida me piro/. Ruego que me maten,/ accidente u homicidio/ una columna del Reig/ un suicidio asistido./ Pero no sin mi móvil,/ sin él, me importo un pito./ Wasap a wasap,/ ese es mi destino./
Dos palabras me sé yo./ Una es Tik, la otra, Tok./ Si me dicen que caí,/ yo digo Tik./ Si preguntan qué hago yo,/ respondo: Tok./ ¿Qué es la vida?,/ un freneTik,/ ¿qué es la vida?/ una iluTok,/ que toda la vida es sueTok/ y los sueTok/, sueTok Tik-Tok./
Fueron cuatro los segundos que pasaron/hasta que pude encontrarte./ Con uno que pasó/ pensé en suicidarme./ No te pierdas por favor,/ no te pierdas todavía,/ ni todavía ni en mi vía,/no me digas nunca adiós,/ que no sé quién me divertiría/.
¿Qué es poesía?/ Poesía eres tú, Samsúng./ ¿Qué es pensar?/ Pensar es..., ¡Movistar!/. ¿Y cómo es él?/ Se llama Jazztel./ ¿Y su apellido es?/ LG./ ¿Tiene muchas ilusiones?/ Sí, las llama Vodafones./ ¿Cómo se llama su vida?/ Toshiba./ Antes comía manzanas, ahora me ha comido un Apple. Antes tenía una novia, ahora tengo una Nokia. Antes tenía salero, ángel, ahora tengo Orange. ¡Que os enteréis!/ Mi amor se llama Huawei./ Menuda trola/ era la Motorola./ Huawei, si me separo de ti/ me caso con Xiaomí.
¿A qué vienen tantas idioteces, Ramón Reig? A esto que publica el diario Sur: “Un experimento pionero de la UMA revela que una semana sin móvil genera inseguridad y ansiedad en adolescentes y jóvenes. El estudio analiza otros datos de interés como el tiempo medio de consumo, cinco horas, y la credibilidad de las noticias que reciben por redes sociales este colectivo de participantes de entre 15 y 24 años”.
En esa horquilla de edad están mis alumnos. La Universidad de Málaga (UMA) nos ha dicho lo que ya sabíamos todos los profesores, pero había que demostrarlo, aunque ya estuviera demostrado por los estudios de empresas de servicios de comunicación, a esos estudios técnicos -de toda la vida- en la universidad los llaman papers. Ahora hay que abrir la muestra porque los excelsos versos de esta mi columna no piensan sólo en mis discentes sino en los adultos también, sobre todo casados desengañados, solteros, viudos y divorciados. Todo con la barra y las letras as, lenguaje inclusivo, incluso, por supuesto.