Muertes y violencia a diario

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04 ago 2019 / 07:01 h - Actualizado: 04 ago 2019 / 13:38 h.
"Los medios y los días"
  • Muertes y violencia a diario

Pero, ¿qué está pasando aquí? ¿Una guerra civil con miles y miles de muertos, una transición con decenas de muertos, para terminar en una sociedad donde cada día matan a una mujer o golpean a ciudadanos que llaman al orden a unos niñatos? ¿Esto qué es? ¿Qué o quién es el culpable de la situación? Oigan, que yo no me jugué el pellejo en la transición para esto, oigan que yo todavía no soy viejo y mis padres pertenecieron a una generación sin apenas infancia porque estaban sufriendo una guerra civil, es decir, todo eso está a la vuelta de la esquina, toda esa gente que murió en la guerra civil y en la transición –jóvenes valientes en su mayoría que daban la cara y no como estos cobardes que actúan en manada- no murió para que llegara una llamada democracia con las tragedias que estamos viviendo.

¿La pistola de Vox? Pues miren, no sé si llegar a tanto, pero sí estoy pensando en ella o al menos en tener en casa y en la mochila algo contundente de autodefensa o para defender a la mujer o a cualquier persona que vea que esté siendo atacada, en plan Don Quijote que hasta ese espíritu quijotesco se nos está terminando a los españoles. Pero entonces, si me tiro al monte, si nos tiramos al monte, ¿qué va a ser esto?, ¿un caos?, ¿para qué está la justicia y la policía? Son ellos los que deberían denunciar abiertamente las leyes y los prejuicios culturales que les impiden desarrollar con firmeza su trabajo, esas disposiciones legales que sueltan al momento al delincuente, esas otras que cuando defiendes lo que es tuyo encima te empapelan, esos prejuicios que atemorizan a policía y guardia civil porque pueden acusarlos de xenófobos o racistas.

No hace mucho estuve en Florencia y allí me enseñaron las pistolas que el gobierno permite usar para tu propia defensa, en realidad son pseudopistolas pero persuaden. Por supuesto, nada de eso quiero tener que utilizar y ya sé que alguien leerá este texto y encima pensará o dirá que soy un fascista pero entonces le digo: mira lector, prefiero ser un fascista vivo que un relativista muerto porque yo ya he hecho mi papel en la vida, tengo mujeres, hijos, nietos, amigos, discípulos en la universidad que son mis hijos académicos, tengo ideas que defender y no me van a joder cuatro pijos, en efecto, pijos llenos de mimos que les han dado sus padres y así los han empoderado, niñatos imbuidos de mensajes violentos y fantasiosos de todo tipo que, unidos a los mimos, a las nuevas tecnologías, a sus hormonas, drogas diversas, con frecuencia, y a sus propias taras de inmadurez, han hecho de ellos unos matones y unos desgraciados peligrosos para su especie y esa especie debe defenderse de sus agresiones.

Esto no es derecha ni izquierda, esto se llama implantar unos principios de orden que permitan vivir los dos días que vamos a vivir que ya son tres y, además, si no nos volvemos locos con la Inteligencia Artificial y abusamos de ella, podemos vivirlos mejor que nunca si nos plantamos porque la cosa no queda ahí, he hablado sólo de lo más cercano pero a nivel internacional hay movimientos armamentísticos y geoestratégicos de lo más alarmantes, estamos en la fase de discusión dura, la previa a la llegada de los puños nucleares. Conclusión: que mires por donde mires la violencia y la muerte son el pan nuestro de cada día más que nunca en la historia de los seres humanos. Y ya no hay comunistas a los que echarles la culpa de todo. ¿Quién, quienes o qué cargan con ella? Ése es el enemigo real a abatir porque a lo peor le interesa que exista esta peligrosísima situación de estrés y angustias crónicas para sacar tajada ideológica y económica de ella.